Ni uno solo de mis huesos
Puede jactarse de tuétano,
Habiendo rebañado tú cada hueco,
Habiendo vaciado cada agujero,
Habiendo relamido los rincones de mis sesos,
Que eres de niebla y eres de hielo a veces,
Y el humo que se levanta entre tú y yo
Me emborrona toda posibilidad de esqueleto,
Toda oportunidad de recortarme en tu horizonte.
Y yo que sólo quiero abrirte la quijada,
Por ver si me quedase deshuesada,
Por ver si eternizaba tu mirada,
Con un poco de hueso desgajado,
Con un poco de amianto acartonado
Tu maxilar tan descuajeringado.
Matarte he,
Porque me fundes,
Me fundes,
Me confundes.
"No hay religión más elevada que la verdad", Helena Petrovna Blavatsky dixit.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
La Morgue
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martes, 21 de diciembre de 2010
Esquinzadas: La Trilogía de Nueva Yonki
Antiséptico de la poetisa
Para concederte deseo tras deseo,
(Aunque todo te concedo a ti)
No has tenido que dibujarme demasiados contornos
Con la yema de tus dedos:
Ha sido suficiente con emborracharme.
Suficiente con darme de ese licor,
Que te brota directo de la boca,
Como sapos y culebras,
Cual brujística alcahueta,
Cual nodriza purulenta,
Como aguador bacteriano,
Me has llenado la asadura,
De un veneno de tunante.
Y me has descubierto el pecho,
Saltado la piel a tiras
Con el azote crüel
De esa botella (so drunk!)
Que guardas para escanciar
Los recodos destilados
De tu corazón de lija,
Con tu burbon de menganos,
Tu brebaje de fulanas,
Pócima de muladar.
Ya no me creo al dolor,
Cuando me mojas los labios,
Con esa tontuna esencia
Que me alquitrana las tripas,
Y que me anestesia el alma,
Y que me distrae la sangre
Like today there’s no tomorrow,
Y que me impide entintar,
Las plumas, transpiraciones,
En el sumidero etéreo
De mi entretela de perra.
***
High
Tú sabes cómo anegar los rincones más apátridos de mí,
Y sabes cómo hacer llegar el río al mar,
Y cómo hacer para que no llueva en las noches de verano,
Tienes ese secreto.
Eres mitológico y eterno,
Y te tengo miedo.
Porque sabes cosas que me erizan la piel,
Sabes cosas que hacen estremecer al mundo,
Eres un sabio indocto, que me trae de cabeza,
Me acelera el pulso,
Me merma,
Me tranquiliza,
Sabes cómo inundar de humo de voluta el pulmón más pequeño de mi pecho,
Atosigas y me aturdes,
Con esa nostalgia que me sé,
Del vientre de mi madre.
Placéntica, me embebo en tu mirada,
Y floto entre unos nenúfares raros,
Que están hechos de humo,
Y por ser humo desfallecen.
No sabes nada de todo lo que me guardo
Por no decirte que me enajenas,
Me enajenas,
Y sólo puedo entornar los ojos,
Y salirme de esta vorágine lentísima
Que me atasca el nublo,
Intentar salirme.
No eres ni la mitad de hombre que me pensaba,
Eres sólo humo, eres sólo una oscura columna
Que se eleva de lo que ya es cenizas.
Los vestigios de mi lengua,
Carne achicharrada que se quema
En todas las hogueras del mundo.
Pero te amo, porro, te amo.
***
Voy de setas
Jamás he podido penetrar la dura piel
De que está hecha tu carrocería,
Dragón inmenso,
Alado y boquinegro.
Tu dermis de diamante
Es una de las pocas cosas que mis ojos no pueden barrenar.
Porque mis ojos son como dos escarpias negras y protuberantes
Que taladran todo lo que ven,
Y te veo a ti,
Dragón descomunal y verde,
Y eres un aspersor de fuego ronco,
Que no alcanzo a trepanar con mi mirada.
Eres como una luna abrumadora y vasta,
Mis ojos no saben a qué atenerse
Cuando en el lodazal de tus cuencas amarillas
Intentan no anegarse, lagrimales,
En esa insípida sustancia que expectoras,
Y tratan de perforarte sin victoria.
Dragón gigante, regio y extremado,
Tu tez es demasiado persistente,
Si intento alguna vez calarte hondo,
Me encuentro al final dándome de bruces,
Como un torpe muñeco del destino,
Como parejas tuertas de ojos tristes.
***
Para concederte deseo tras deseo,
(Aunque todo te concedo a ti)
No has tenido que dibujarme demasiados contornos
Con la yema de tus dedos:
Ha sido suficiente con emborracharme.
Suficiente con darme de ese licor,
Que te brota directo de la boca,
Como sapos y culebras,
Cual brujística alcahueta,
Cual nodriza purulenta,
Como aguador bacteriano,
Me has llenado la asadura,
De un veneno de tunante.
Y me has descubierto el pecho,
Saltado la piel a tiras
Con el azote crüel
De esa botella (so drunk!)
Que guardas para escanciar
Los recodos destilados
De tu corazón de lija,
Con tu burbon de menganos,
Tu brebaje de fulanas,
Pócima de muladar.
Ya no me creo al dolor,
Cuando me mojas los labios,
Con esa tontuna esencia
Que me alquitrana las tripas,
Y que me anestesia el alma,
Y que me distrae la sangre
Like today there’s no tomorrow,
Y que me impide entintar,
Las plumas, transpiraciones,
En el sumidero etéreo
De mi entretela de perra.
***
High
Tú sabes cómo anegar los rincones más apátridos de mí,
Y sabes cómo hacer llegar el río al mar,
Y cómo hacer para que no llueva en las noches de verano,
Tienes ese secreto.
Eres mitológico y eterno,
Y te tengo miedo.
Porque sabes cosas que me erizan la piel,
Sabes cosas que hacen estremecer al mundo,
Eres un sabio indocto, que me trae de cabeza,
Me acelera el pulso,
Me merma,
Me tranquiliza,
Sabes cómo inundar de humo de voluta el pulmón más pequeño de mi pecho,
Atosigas y me aturdes,
Con esa nostalgia que me sé,
Del vientre de mi madre.
Placéntica, me embebo en tu mirada,
Y floto entre unos nenúfares raros,
Que están hechos de humo,
Y por ser humo desfallecen.
No sabes nada de todo lo que me guardo
Por no decirte que me enajenas,
Me enajenas,
Y sólo puedo entornar los ojos,
Y salirme de esta vorágine lentísima
Que me atasca el nublo,
Intentar salirme.
No eres ni la mitad de hombre que me pensaba,
Eres sólo humo, eres sólo una oscura columna
Que se eleva de lo que ya es cenizas.
Los vestigios de mi lengua,
Carne achicharrada que se quema
En todas las hogueras del mundo.
Pero te amo, porro, te amo.
***
Voy de setas
Jamás he podido penetrar la dura piel
De que está hecha tu carrocería,
Dragón inmenso,
Alado y boquinegro.
Tu dermis de diamante
Es una de las pocas cosas que mis ojos no pueden barrenar.
Porque mis ojos son como dos escarpias negras y protuberantes
Que taladran todo lo que ven,
Y te veo a ti,
Dragón descomunal y verde,
Y eres un aspersor de fuego ronco,
Que no alcanzo a trepanar con mi mirada.
Eres como una luna abrumadora y vasta,
Mis ojos no saben a qué atenerse
Cuando en el lodazal de tus cuencas amarillas
Intentan no anegarse, lagrimales,
En esa insípida sustancia que expectoras,
Y tratan de perforarte sin victoria.
Dragón gigante, regio y extremado,
Tu tez es demasiado persistente,
Si intento alguna vez calarte hondo,
Me encuentro al final dándome de bruces,
Como un torpe muñeco del destino,
Como parejas tuertas de ojos tristes.
***
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lunes, 13 de diciembre de 2010
El Humus IV
La fascinación que en mí producen
El maíz de tus pestañas y tu vello,
Sigue sin ser acicate
Del recuerdo que te guardo en demasía.
El maíz de tus cabellos
Es amelga que amalgama
Todo lo que haría por tu vientre,
Todo lo que ha sido construido
Sobre la laxa ruta del olvido,
Las hiladas palabras de tu boca.
Y es el mismo maíz,
El que engrana las cuencas de mis ojos,
Dinamita mi piel a finas tiras,
Detona en oquedades gravitadas,
Y explota en las aristas de mis muslos,
Alcornocado en tanto que crujiente.
Y es el mismo maíz el que se pudre,
El que cubre tu pecho y tus cabellos,
Y profético anuncia maizales,
El que cubre tus manos y tus codos,
Y reviste el hueco de tus rodillas,
Y funesto oracula las verdades
De la memoria corta que te oprime,
De la poca presencia de mi mijo,
Que es como porridge lenta,
Panacea
De todas las hambres del mundo,
De las altas tierras verdes,
De la espiga del sur seco,
De ensambladuras recientes,
De tus armas, de tus dientes.
El maíz de tus pestañas y tu vello,
Sigue sin ser acicate
Del recuerdo que te guardo en demasía.
El maíz de tus cabellos
Es amelga que amalgama
Todo lo que haría por tu vientre,
Todo lo que ha sido construido
Sobre la laxa ruta del olvido,
Las hiladas palabras de tu boca.
Y es el mismo maíz,
El que engrana las cuencas de mis ojos,
Dinamita mi piel a finas tiras,
Detona en oquedades gravitadas,
Y explota en las aristas de mis muslos,
Alcornocado en tanto que crujiente.
Y es el mismo maíz el que se pudre,
El que cubre tu pecho y tus cabellos,
Y profético anuncia maizales,
El que cubre tus manos y tus codos,
Y reviste el hueco de tus rodillas,
Y funesto oracula las verdades
De la memoria corta que te oprime,
De la poca presencia de mi mijo,
Que es como porridge lenta,
Panacea
De todas las hambres del mundo,
De las altas tierras verdes,
De la espiga del sur seco,
De ensambladuras recientes,
De tus armas, de tus dientes.
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No amas sino humus
sábado, 11 de diciembre de 2010
Un secreto
Por las noches, esta noche,
No te ha examinado nadie,
No te han visto el amasijo,
Ni perseguido el dolor
De tu mortecina espina,
De tu médula de astilla,
No se saben tu escondrijo,
Para el cárdeno guisante
De mi cama sin fisuras,
De tu innombrable saeta.
Ni conocen aspirina,
Ni droga que te conforte,
Que te devuelva el color,
Que te provoque esa apnea
Que buscas al respirar.
Y el corazón te chorrea
Como caldosa peonza,
Sangre que no ha de caber,
En esta apretada esponja.
Por más que te encuentre ajado,
Por más que tú te me escapes,
Yo te lo voy a decir.
Cáigate como aguacero,
Como mil lluvias nefandas,
Por las noches, esta noche,
Sin que tú te lo imagines,
Soy dueña de tus meadas,
Antes de que las termines.
No te ha examinado nadie,
No te han visto el amasijo,
Ni perseguido el dolor
De tu mortecina espina,
De tu médula de astilla,
No se saben tu escondrijo,
Para el cárdeno guisante
De mi cama sin fisuras,
De tu innombrable saeta.
Ni conocen aspirina,
Ni droga que te conforte,
Que te devuelva el color,
Que te provoque esa apnea
Que buscas al respirar.
Y el corazón te chorrea
Como caldosa peonza,
Sangre que no ha de caber,
En esta apretada esponja.
Por más que te encuentre ajado,
Por más que tú te me escapes,
Yo te lo voy a decir.
Cáigate como aguacero,
Como mil lluvias nefandas,
Por las noches, esta noche,
Sin que tú te lo imagines,
Soy dueña de tus meadas,
Antes de que las termines.
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domingo, 5 de diciembre de 2010
El Humus III
De mi entretela de perra,
De tu humus subterráneo,
De mi forro de lejía,
De tu estiércol soterrado,
De mi firme escurridero,
De tu hienda subyacente,
De mi envoltura de dama,
De tu deyección profunda,
No voy a hablarte esta noche.
No te voy a hablar de olores,
Sólo te diré despacio,
Succionando las palabras
Y soplando las señales,
Aspirando mis verdades,
Sorbiendo las realidades,
Absorbiendo las dicciones,
Lamiendo las expresiones
Calando declamaciones,
Humedeciendo de ensalmos,
Que mi faringe felina,
No está hecha de hojalata.
De tu humus subterráneo,
De mi forro de lejía,
De tu estiércol soterrado,
De mi firme escurridero,
De tu hienda subyacente,
De mi envoltura de dama,
De tu deyección profunda,
No voy a hablarte esta noche.
No te voy a hablar de olores,
Sólo te diré despacio,
Succionando las palabras
Y soplando las señales,
Aspirando mis verdades,
Sorbiendo las realidades,
Absorbiendo las dicciones,
Lamiendo las expresiones
Calando declamaciones,
Humedeciendo de ensalmos,
Que mi faringe felina,
No está hecha de hojalata.
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domingo, 28 de noviembre de 2010
Viaje al centro de mi hígado II
Nadie te está revolviendo,
Esas tripas de chorlito,
Ni te está hurgando la nuez
Con la crudeza que yo
Te agito el acorazado,
Te zarandeo las masas
De tu cuerpo de hojalata,
Que no tienes corazón.
Y te sacudo a conciencia,
De toda esa veta henchida,
Y te reinvento de nuevo,
Don Juan de mis almas rotas.
Nadie te sabe despojar como yo,
De todo lo que ha sido en vano,
De todas las justas blandidas,
De las batallas perdidas,
Las ofensivas falladas,
Las luchas a contrapelo,
Reyertas de cafres muertos,
Las trifulcas mañaneras,
Las pendencias soñarreras,
Que en tu sueño los agarras,
Por el cuello a los piratas,
Y te quedas con las dudas
De ganar tantos honores,
De chorrocientos galones.
En la noche, calaveras,
Que se mofan de tu estofa,
Que te ven como un milhombres,
En la sombra amanecida,
A los que la oscuridad
Les ciega el ojo y la vida,
Porque pierden tanta sangre
En fragores de alucine,
Que no saben dónde están,
Y no saben si llegar,
Ni si comenzar a andar
Por el sendero que vine.
Lo de fustigarme, te cuento,
No es un modo imaginario,
De caer del campanario,
Sino un refugio, una idea
Del amor, equivocada.
Esas tripas de chorlito,
Ni te está hurgando la nuez
Con la crudeza que yo
Te agito el acorazado,
Te zarandeo las masas
De tu cuerpo de hojalata,
Que no tienes corazón.
Y te sacudo a conciencia,
De toda esa veta henchida,
Y te reinvento de nuevo,
Don Juan de mis almas rotas.
Nadie te sabe despojar como yo,
De todo lo que ha sido en vano,
De todas las justas blandidas,
De las batallas perdidas,
Las ofensivas falladas,
Las luchas a contrapelo,
Reyertas de cafres muertos,
Las trifulcas mañaneras,
Las pendencias soñarreras,
Que en tu sueño los agarras,
Por el cuello a los piratas,
Y te quedas con las dudas
De ganar tantos honores,
De chorrocientos galones.
En la noche, calaveras,
Que se mofan de tu estofa,
Que te ven como un milhombres,
En la sombra amanecida,
A los que la oscuridad
Les ciega el ojo y la vida,
Porque pierden tanta sangre
En fragores de alucine,
Que no saben dónde están,
Y no saben si llegar,
Ni si comenzar a andar
Por el sendero que vine.
Lo de fustigarme, te cuento,
No es un modo imaginario,
De caer del campanario,
Sino un refugio, una idea
Del amor, equivocada.
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Viaje al centro de mi hígado
viernes, 26 de noviembre de 2010
Viaje al centro de mi hígado I
Lo de fustigarme, te comento,
No es un sistema cualquiera
De eludir la primavera,
Sino un refugio, una idea
Del amor, equivocada.
De todas esas veces que te cuento
Cositas a la sombra de la higuera,
Una mitad las baña la leche,
Y la otra mitad la comezón.
Tus brazos son de polvo y urticaria
Siempre que nos arrechuchamos,
Y cuando sorteamos los caminos
En busca de ese grial de calostro,
Bendito, sagrado y santificado,
Que nos llene, a mí la madre,
A ti otra cosa,
De la vida que hemos de vivir,
De auspicio, se supone,
Y de cómo sabes
Que me flagelo y que me muero por tu pelo,
Que me dejas por los suelos,
Nos perdemos, cervantinos.
Esta mañana ha sido tu rostro,
Lo primero que he visto en mi cama,
Desde una tierra prometida, extraña.
No es un sistema cualquiera
De eludir la primavera,
Sino un refugio, una idea
Del amor, equivocada.
De todas esas veces que te cuento
Cositas a la sombra de la higuera,
Una mitad las baña la leche,
Y la otra mitad la comezón.
Tus brazos son de polvo y urticaria
Siempre que nos arrechuchamos,
Y cuando sorteamos los caminos
En busca de ese grial de calostro,
Bendito, sagrado y santificado,
Que nos llene, a mí la madre,
A ti otra cosa,
De la vida que hemos de vivir,
De auspicio, se supone,
Y de cómo sabes
Que me flagelo y que me muero por tu pelo,
Que me dejas por los suelos,
Nos perdemos, cervantinos.
Esta mañana ha sido tu rostro,
Lo primero que he visto en mi cama,
Desde una tierra prometida, extraña.
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jueves, 18 de noviembre de 2010
Mad Woman
Las perneras de tus pantalones,
Los faldones de tu camisa
Y el nudo de tu corbata
No son arrecifes de los que me quiera colgar.
Que me he propuesto dejarte,
Albedrío de los hombres,
Para no llenarte el sueño de soniquetes
De baba y lágrimas,
Ni de besos estrangulados.
Hombre trastornado,
Meapilas perturbado,
Paradójico donnadie,
Excéntrico petimetre,
Me voy para no volver,
Me llevo la pitillera,
La petaca y la boquilla.
Y ya no me esperes más.
Si me acusan: ¡verbenera!
No vengas a suplicar
Que te acoja entre mis brazos,
Porque ya no ocurrirá.
Las perneras de tus pantalones,
Los faldones de tu camisa
Y el nudo de tu corbata
No son arrecifes de los que me quiera colgar.
Los faldones de tu camisa
Y el nudo de tu corbata
No son arrecifes de los que me quiera colgar.
Que me he propuesto dejarte,
Albedrío de los hombres,
Para no llenarte el sueño de soniquetes
De baba y lágrimas,
Ni de besos estrangulados.
Hombre trastornado,
Meapilas perturbado,
Paradójico donnadie,
Excéntrico petimetre,
Me voy para no volver,
Me llevo la pitillera,
La petaca y la boquilla.
Y ya no me esperes más.
Si me acusan: ¡verbenera!
No vengas a suplicar
Que te acoja entre mis brazos,
Porque ya no ocurrirá.
Las perneras de tus pantalones,
Los faldones de tu camisa
Y el nudo de tu corbata
No son arrecifes de los que me quiera colgar.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Ride the white horse
Si has buscado aquel estado lejano en gúguel,
Si has deshojado margaritas,
Si has contemplado alguna vez mis ojos
Entrevistos a la luz de claraboyas,
Cuando los convierto en orientales,
En medio de una bruma londinense
De demasiada hierba.
Si has querido alguna vez respirarme al raso
Abrir mis poros,
Y sacarme lo que tengo dentro,
Si has anhelado mancillar mi cama
Con todo el irrespeto que eso suponga.
Si has deseado tirarme de un padrastro
Y despellejarme viva,
Dejarme desnuda,
Desollarme pulcramente.
Si has buscado terminaciones nerviosas
En la palma de mi mano a ciegas,
Para reseguir todos los recintos de mi cuerpo
A una.
A caballo me has llegado.
Si has deshojado margaritas,
Si has contemplado alguna vez mis ojos
Entrevistos a la luz de claraboyas,
Cuando los convierto en orientales,
En medio de una bruma londinense
De demasiada hierba.
Si has querido alguna vez respirarme al raso
Abrir mis poros,
Y sacarme lo que tengo dentro,
Si has anhelado mancillar mi cama
Con todo el irrespeto que eso suponga.
Si has deseado tirarme de un padrastro
Y despellejarme viva,
Dejarme desnuda,
Desollarme pulcramente.
Si has buscado terminaciones nerviosas
En la palma de mi mano a ciegas,
Para reseguir todos los recintos de mi cuerpo
A una.
A caballo me has llegado.
sábado, 13 de noviembre de 2010
La poetisa le cuenta a su amor por qué deja de escribirle
Porque te has muerto para siempre,
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
Federico García Lorca
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
Federico García Lorca
Que no te dejaré saber qué escondo,
Ni lo que vengo escribiéndote hasta ahora,
No voy a dejar que este despotismo
Me inunde en días negros para siempre,
Y así cuelgo la pluma en tus narices,
Y así me llevo todo de repente,
Me guardo el corazón en un hatillo,
Por desaparecerme en los jamases.
Ni lo que vengo escribiéndote hasta ahora,
No voy a dejar que este despotismo
Me inunde en días negros para siempre,
Y así cuelgo la pluma en tus narices,
Y así me llevo todo de repente,
Me guardo el corazón en un hatillo,
Por desaparecerme en los jamases.
Esta vez has sido tú quien sin conciencia
Me ha abierto venas en duelo de sangre,
Me ha escurrido los pliegues de la almohada
Para dejarme tuerta e infecunda,
Yermando los doseles de mi estancia
Con siniestra burbújula magnética,
Con estruendo de sordina impenetrable,
Sin el eco de la noche escarlatina,
Sin las voces de la parranda de humo.
Que, vamos, que me dejas extraviada,
Perdida y de nuevo en la estacada,
Que esta opresión que me merma las alas
Acabe para siempre y sin despecho.
Y no voy a leerte más poemas,
Porque esto es el final de mi batalla.
Esta vez has sido tú quien rivalmente,
Me ha cerrado los ojos, tan postrero,
Como un muerto incandescente y fatuo,
Como una muerta sola, boca arriba.
Porque me he muerto para ti, para siempre,
Me he muerto y ya no volveré a la vida.
Me ha cerrado los ojos, tan postrero,
Como un muerto incandescente y fatuo,
Como una muerta sola, boca arriba.
Porque me he muerto para ti, para siempre,
Me he muerto y ya no volveré a la vida.
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sábado, 6 de noviembre de 2010
Brete y membrete
Recordarás las calles por las que he paseado tu cadáver,
Las recordarás una por una,
Que después de grabarte a fuego en la quijada
Que eras de mi propiedad como una res,
No me ha quedado más remedio
Que darte matarile, rile, rile.
Recordarás uno a uno, callejones,
Por los que te arrastré envalentonada,
Todo una fantasía, una quimera,
No heredarás de mí más que una herida,
Grabada a fuego, a hierro
Y lentamente,
De mí te escaparás,
Niño doliente.
Pero antes me aseguraré, vacuno,
Que te ha quedado claro que eres mío,
Nadie te marcará como a esa res,
Que el tatuaje calcinado es de mi agrado,
Que sólo esta matanza va a salvarte.
Voy a dejarte medio vivo por los días
En que me declarabas amoríos,
Por nada más te dejo revivirte,
Que habrás de recordarme para siempre.
Siempre serás un muerto,
Un zombi inerte,
Y por si fuera poco, tan marcado,
Te llevas un poquito de mi muerte.
Tienes un indeleble tatuaje,
Que me sé cómo entintarte sin correrse,
Que sé cómo marcarte a hierro ardiendo.
A hierro me has matado, a hierro muere,
Recordarás las opacas travesías
Por las que paseaste el corazón,
Y nunca olvidarás lo que te dije,
Y nunca olvidarás lo que te hice,
Pues te marqué sin duda,
A hierro,
Y luego, ya después, te despojé.
Las recordarás una por una,
Que después de grabarte a fuego en la quijada
Que eras de mi propiedad como una res,
No me ha quedado más remedio
Que darte matarile, rile, rile.
Recordarás uno a uno, callejones,
Por los que te arrastré envalentonada,
Todo una fantasía, una quimera,
No heredarás de mí más que una herida,
Grabada a fuego, a hierro
Y lentamente,
De mí te escaparás,
Niño doliente.
Pero antes me aseguraré, vacuno,
Que te ha quedado claro que eres mío,
Nadie te marcará como a esa res,
Que el tatuaje calcinado es de mi agrado,
Que sólo esta matanza va a salvarte.
Voy a dejarte medio vivo por los días
En que me declarabas amoríos,
Por nada más te dejo revivirte,
Que habrás de recordarme para siempre.
Siempre serás un muerto,
Un zombi inerte,
Y por si fuera poco, tan marcado,
Te llevas un poquito de mi muerte.
Tienes un indeleble tatuaje,
Que me sé cómo entintarte sin correrse,
Que sé cómo marcarte a hierro ardiendo.
A hierro me has matado, a hierro muere,
Recordarás las opacas travesías
Por las que paseaste el corazón,
Y nunca olvidarás lo que te dije,
Y nunca olvidarás lo que te hice,
Pues te marqué sin duda,
A hierro,
Y luego, ya después, te despojé.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
El Humus II
Hampón estrecho de miras,
¿Es que no te has dado cuenta
Que escribo para olvidarme
De tu tonsura de monje,
De tus ojos, hendiduras,
De tu cuerpo de maíz,
De tus labios de marisma,
De tus dedazos de arcilla?
Eres un bribón de calle,
Un patán de carretera,
Un borrachuzo de barra,
Un canalla de burdel,
Un miserable de tasca,
Un golfo de puticlub,
Un matón de lupanar,
Un fanfarrón de tugurio,
Un truhán de cuchitril,
Un rufián de bodegón,
Un tunante de motel,
El hijoputa de un antro
Que se rebela mezquino
Que mísero te apuñala,
Por un poco de carnaza,
Por el muslo meretriz
De alguna zorra barata.
Eres un lumpen del hampa,
Un proletarien sin vida,
Un vendido maleante,
Un traficante de alientos,
Jerigonzante y siniestro.
Y además, hueles a humus.
¿Es que no te has dado cuenta
Que escribo para olvidarme
De tu tonsura de monje,
De tus ojos, hendiduras,
De tu cuerpo de maíz,
De tus labios de marisma,
De tus dedazos de arcilla?
Eres un bribón de calle,
Un patán de carretera,
Un borrachuzo de barra,
Un canalla de burdel,
Un miserable de tasca,
Un golfo de puticlub,
Un matón de lupanar,
Un fanfarrón de tugurio,
Un truhán de cuchitril,
Un rufián de bodegón,
Un tunante de motel,
El hijoputa de un antro
Que se rebela mezquino
Que mísero te apuñala,
Por un poco de carnaza,
Por el muslo meretriz
De alguna zorra barata.
Eres un lumpen del hampa,
Un proletarien sin vida,
Un vendido maleante,
Un traficante de alientos,
Jerigonzante y siniestro.
Y además, hueles a humus.
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No amas sino humus
lunes, 25 de octubre de 2010
Descomposición en piedra
De mí puedes tomar aquello que más te apetezca,
Porque nunca volveré a la tierra a morar como si nada.
Yo nunca volveré a la tierra de la que provengo,
Porque me has convertido en polvo de por vida,
En polvo que no ha de posarse.
Mi alma es por fin inmortal,
Se nutre sólo de toda la grava
En la que me has convertido el tórax,
Y soy de cantos y cascajo ahora.
O tal vez pueda aún volver a la tierra.
La tierra que me pisas es un terrón de cuerpo
Megalítico,
Es mi forma vuelta en cenagal,
Soy una piedra grande sobre la que edificar.
Pero tú eres un dañino destructor,
A pico y pala me has hurgado en los despojos,
Me has sonsacado, removido y meneado,
Te has desprendido de mi carne, la sobrante.
Y me has abandonado a la carroña,
Pues eres cóndor y me sobrevuelas.
Porque nunca volveré a la tierra a morar como si nada.
Yo nunca volveré a la tierra de la que provengo,
Porque me has convertido en polvo de por vida,
En polvo que no ha de posarse.
Mi alma es por fin inmortal,
Se nutre sólo de toda la grava
En la que me has convertido el tórax,
Y soy de cantos y cascajo ahora.
O tal vez pueda aún volver a la tierra.
La tierra que me pisas es un terrón de cuerpo
Megalítico,
Es mi forma vuelta en cenagal,
Soy una piedra grande sobre la que edificar.
Pero tú eres un dañino destructor,
A pico y pala me has hurgado en los despojos,
Me has sonsacado, removido y meneado,
Te has desprendido de mi carne, la sobrante.
Y me has abandonado a la carroña,
Pues eres cóndor y me sobrevuelas.
jueves, 21 de octubre de 2010
El Humus
El humus que despides
(Estás muerto)
Es el único indicio que de ti tengo,
De que el trigo que brota de tu barba
No es granado,
Ni es humano,
Está viciado.
Y es el humus que despides
El que me hace imaginarte
(Necrofilia)
Creciendo entre mis piernas,
Más adentro,
Espiga y mies,
Rozando lo interpelado,
Como un sarraceno
Que no se haya de cansar nunca de ver carne,
Habiéndole sido negada.
El humus que despides,
Es pestilencia de aislamiento
Es soledad de maizales,
Es mijo y grano de los más resecos,
Eres maíz, como todos los hombres,
Criollo, indiano, colono y emigrado,
Todo ello a un tiempo,
Enmaïzado y enraïzado,
Trigo de moros,
(Que le llaman en mi tierra).
Y de la tierra, se nos levanta el humus
Que persigue mis hocicos diamantinos,
Tan avezados en la muerte blanda,
Acostumbrados
Tanto,
A la constante harvest,
Que es recogida,
Y otoñizante,
Como mazorcas, como panojas,
De tanto vello y de tan espeso,
Que el mismo humus
Se pudre lento.
(Estás muerto)
Es el único indicio que de ti tengo,
De que el trigo que brota de tu barba
No es granado,
Ni es humano,
Está viciado.
Y es el humus que despides
El que me hace imaginarte
(Necrofilia)
Creciendo entre mis piernas,
Más adentro,
Espiga y mies,
Rozando lo interpelado,
Como un sarraceno
Que no se haya de cansar nunca de ver carne,
Habiéndole sido negada.
El humus que despides,
Es pestilencia de aislamiento
Es soledad de maizales,
Es mijo y grano de los más resecos,
Eres maíz, como todos los hombres,
Criollo, indiano, colono y emigrado,
Todo ello a un tiempo,
Enmaïzado y enraïzado,
Trigo de moros,
(Que le llaman en mi tierra).
Y de la tierra, se nos levanta el humus
Que persigue mis hocicos diamantinos,
Tan avezados en la muerte blanda,
Acostumbrados
Tanto,
A la constante harvest,
Que es recogida,
Y otoñizante,
Como mazorcas, como panojas,
De tanto vello y de tan espeso,
Que el mismo humus
Se pudre lento.
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jueves, 14 de octubre de 2010
Luciferias II
I know that we are young and that you may love me,
but I just can’t be with you like this anymore…
Alejandro…
but I just can’t be with you like this anymore…
Alejandro…
¿Crees que puedes irrumpir
Con tu músculo supino
Ante mi augusta presencia
Como súcubo,
Cual diablo,
De mi amarga soledad,
De mi agorero aislamiento?
¿O que puedes cercenar
Las membranas de mis dedos
Como un palmipedicida,
Con esa luciferina
Pasmosa eclesiastanía,
Remirado y colombino,
Santurrón y pudibundo
Melindroso hijo de perra?
¿Que puedes abrirme la carne
(¿crees?)
Cabronazo ensimismado,
Subnormal profundizado?
¿La rabia que me carcome,
Crees que viene de aquí adentro,
De las pulsiones que sufro
Por culpa de tu subyugo
Porque eres tú mi verdugo,
La cupletista afligida
Que yo fui en mis otras vidas
Me alienta con estertores
A fumarme lo que queda
De esta vida de mentira?
Pues en lo cierto estaremos
Si convenimos, Demonio,
Íncubo precioso y blanco
Que debemos separarnos
Y no hablarnos de pecado.
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jueves, 7 de octubre de 2010
Hombre unicornio o vampirismo de argento
Cuando tú te conviertes en unicornio,
Frunces el ceño,
Apuntas recto,
Lo ves muy claro,
Bizqueando,
Enfilando.
Tu cuerno es del mejor marfil que me pueda imaginar…
Cuando tú te conviertes en unicornio,
Eres una pelusa inquieta,
Blanca,
Suave,
Lúcida,
Como un fabuloso Platero en negativo,
Y me corres a cornadas.
Cuando tú te conviertes en unicornio,
A veces te persiguen,
Furtivos,
Mercenarios,
Combatientes,
Cazadores,
Y te desnucan el aliento con un tiro.
Cuando yo te convierto en unicornio,
A veces sangras,
Por un disparo.
Yo te deseo
Y bebo tu savia.
Estás hecho de la misma sangre de plata que yo,
Cuando yo te convierto en unicornio.
Y se amaron dos unicornios,
Mire usté qué maravilla.
Frunces el ceño,
Apuntas recto,
Lo ves muy claro,
Bizqueando,
Enfilando.
Tu cuerno es del mejor marfil que me pueda imaginar…
Cuando tú te conviertes en unicornio,
Eres una pelusa inquieta,
Blanca,
Suave,
Lúcida,
Como un fabuloso Platero en negativo,
Y me corres a cornadas.
Cuando tú te conviertes en unicornio,
A veces te persiguen,
Furtivos,
Mercenarios,
Combatientes,
Cazadores,
Y te desnucan el aliento con un tiro.
Cuando yo te convierto en unicornio,
A veces sangras,
Por un disparo.
Yo te deseo
Y bebo tu savia.
Estás hecho de la misma sangre de plata que yo,
Cuando yo te convierto en unicornio.
Y se amaron dos unicornios,
Mire usté qué maravilla.
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domingo, 19 de septiembre de 2010
Luciferias: “loving you is cherry pie”
No me he podido resistir a tu higadillo
A tu armadura de asadura, caballero,
Porque eres un tendón desorejado,
Porque eres endiosado como un ángel,
Porque eres querubín serafinado,
Eres de purpurina y de sustancia
Eres escarlatino y honorable,
Eres un gran puñado de polvazo.
Eres de plata y bruma, estás nublado,
Y necesito ver las oliváceas pestañadas
Que me dedicas como un niño de reojo.
La entraña de este apego es de repente
Ósculo milagroso de membranas
(Como todos)
Que me imagino, noche,
Solitaria,
Como la madre tierra que te agita
El cinturón, el vientre,
Y la quijada.
Y no tengo más lumbre en pechadumbre,
Que esta pena que me arrastra y desazona,
Que esta sal que me escozona y me transhiere,
Que esta roncha dolorosa de tu olvido.
No queda más que echar serrín al viento,
Guardar la carcomida taquería,
Hacer un corazón de una madera,
Un ejercicio así todos los días,
Que es bueno tamizar la comezón,
Y enharinar despacio los despojos
Donde pude escribir que te quería.
A tu armadura de asadura, caballero,
Porque eres un tendón desorejado,
Porque eres endiosado como un ángel,
Porque eres querubín serafinado,
Eres de purpurina y de sustancia
Eres escarlatino y honorable,
Eres un gran puñado de polvazo.
Eres de plata y bruma, estás nublado,
Y necesito ver las oliváceas pestañadas
Que me dedicas como un niño de reojo.
La entraña de este apego es de repente
Ósculo milagroso de membranas
(Como todos)
Que me imagino, noche,
Solitaria,
Como la madre tierra que te agita
El cinturón, el vientre,
Y la quijada.
Y no tengo más lumbre en pechadumbre,
Que esta pena que me arrastra y desazona,
Que esta sal que me escozona y me transhiere,
Que esta roncha dolorosa de tu olvido.
No queda más que echar serrín al viento,
Guardar la carcomida taquería,
Hacer un corazón de una madera,
Un ejercicio así todos los días,
Que es bueno tamizar la comezón,
Y enharinar despacio los despojos
Donde pude escribir que te quería.
miércoles, 25 de agosto de 2010
Aquel sueño en tierra extraña
Me desperté soñando contigo, ¡qué alborozo!
Retocé entre las sábanas, tremendo gozo,
Qué alegría, qué alboroto,
Otro perrito piloto.
Me desperté con el sabor azucarado
De algodones rosas pegajosos,
Y con lo fijo de tus ojos
Enganchado en mi hipotálamo.
Me desperté soñando contigo,
Me repantigué en la cama,
Como una muñeca enorme,
De feria,
Despelucá.
Una muñeca feriada, despeluchada y bribona,
Soñando con la tómbola del mundo,
Famosa:
Y otra, y otra, y otra muñeca chochona.
Dedicada a mi incansable Aningunsitio, antes de marcharme a hacer las Américas, porque me propuso el tema de la chochona. Espero le satisfaga ;)
Retocé entre las sábanas, tremendo gozo,
Qué alegría, qué alboroto,
Otro perrito piloto.
Me desperté con el sabor azucarado
De algodones rosas pegajosos,
Y con lo fijo de tus ojos
Enganchado en mi hipotálamo.
Me desperté soñando contigo,
Me repantigué en la cama,
Como una muñeca enorme,
De feria,
Despelucá.
Una muñeca feriada, despeluchada y bribona,
Soñando con la tómbola del mundo,
Famosa:
Y otra, y otra, y otra muñeca chochona.
Dedicada a mi incansable Aningunsitio, antes de marcharme a hacer las Américas, porque me propuso el tema de la chochona. Espero le satisfaga ;)
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lunes, 16 de agosto de 2010
Un alto en el camino hacia América
No quiere esto decir que vaya a dejar de escribir, pero como a partir de ahora mi camino es incierto y lleno de quehaceres y obstáculos que habré de sortear, quería informar a mis lectores de que Madame Blavatsky se marcha a hacer las Américas.
Probablemente use esta plataforma para comunicarme con el exterior, u otra diferente... aún no está decidido, como muchas otras cosas de mi vida. ¿No es emocionante?
Besos y abrazos para todos y nos seguimos viendo... desde el otro lado del charco.
Probablemente use esta plataforma para comunicarme con el exterior, u otra diferente... aún no está decidido, como muchas otras cosas de mi vida. ¿No es emocionante?
Besos y abrazos para todos y nos seguimos viendo... desde el otro lado del charco.
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martes, 27 de julio de 2010
De lo que se come, se cría
Te has apostado todo lo que tienes
A que no me volveré de porcelana,
Porque me has visto fuerte y aguerrida,
Pero no te lo creas, desgraciado,
Me tienes rota como a una muñeca.
Te has jugado una ristra de incisivos
A que no me cubrirá piel de cebolla,
Porque me has visto dura y bien curtida.
Pero no te confundas, desdichado,
Que me traes descascarada como cal.
Y el juego no ha hecho más que comenzar,
Me llevas por caminos de martirio,
Traslúcida como el esmalte blanco,
Arisca como pellejito seco,
De esa cerámica que me conoces,
De esa bulba incompatible y perniciosa,
Que me hace sollozar a cataratas.
Si mi piel es tierna como esa cebolla:
Te guardo como cascos de matrioska,
Y me haces llorar por desfiladeros,
Y me picas adentro como orugas.
Si mi piel es fina como porcelana:
Me entras como infusión ardiente al cuerpo,
Me hierves la garganta como a un pollo,
Me haces expectorar sueños profundos.
Por respuesta te doy un ultimátum:
Termina con el juego, papanatas,
Acaba con mi vida, botarate,
Y pélame de un golpe, miserable,
Concluye con romperme ya, canalla.
A que no me volveré de porcelana,
Porque me has visto fuerte y aguerrida,
Pero no te lo creas, desgraciado,
Me tienes rota como a una muñeca.
Te has jugado una ristra de incisivos
A que no me cubrirá piel de cebolla,
Porque me has visto dura y bien curtida.
Pero no te confundas, desdichado,
Que me traes descascarada como cal.
Y el juego no ha hecho más que comenzar,
Me llevas por caminos de martirio,
Traslúcida como el esmalte blanco,
Arisca como pellejito seco,
De esa cerámica que me conoces,
De esa bulba incompatible y perniciosa,
Que me hace sollozar a cataratas.
Si mi piel es tierna como esa cebolla:
Te guardo como cascos de matrioska,
Y me haces llorar por desfiladeros,
Y me picas adentro como orugas.
Si mi piel es fina como porcelana:
Me entras como infusión ardiente al cuerpo,
Me hierves la garganta como a un pollo,
Me haces expectorar sueños profundos.
Por respuesta te doy un ultimátum:
Termina con el juego, papanatas,
Acaba con mi vida, botarate,
Y pélame de un golpe, miserable,
Concluye con romperme ya, canalla.
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jueves, 22 de julio de 2010
La poetisa amenaza a su amor con una sarta de poemas
Cuando termine de escribir sobre tú y yo,
No podrá conocerte ni tu padre,
(Que a mí no me respetan ya en mi casa)
Así que voy a abrirte la barriga
Para meterte piedras desparejas,
Voy a tirarte al mar, no al río,
Voy a cambiar el cuento por completo,
Voy a escribir la historia de tu hechizo.
Cuando termine de escribir sobre tú y yo,
No va a quedar títere con cabeza,
Yo me habré condenado para siempre,
Te habré llevado al borde de la muerte:
Te habré matado cuatrocientas veces,
Porque es la única forma de que entiendas,
Bajo esta luna ardida a cadenita
Que te idolatro entera y enfermiza.
Cuando termine de escribir sobre tú y yo,
Van a quedar aún cosas que decirte,
Pero he de quedármelas en el tintero,
Si vienen tiempos malos retomarte,
Y clavarte nuevamente los tachones
De esta herejía que yo te profeso.
Cuando termine de escribir sobre tú y yo
Hablaré entonces sobre los demás,
No los conoceré, serán extraños,
Tal como antaño lo fuimos tú y yo,
Pero ha de funcionar, estoy segura,
He de narrar alguna vez lo de los otros.
No podrá conocerte ni tu padre,
(Que a mí no me respetan ya en mi casa)
Así que voy a abrirte la barriga
Para meterte piedras desparejas,
Voy a tirarte al mar, no al río,
Voy a cambiar el cuento por completo,
Voy a escribir la historia de tu hechizo.
Cuando termine de escribir sobre tú y yo,
No va a quedar títere con cabeza,
Yo me habré condenado para siempre,
Te habré llevado al borde de la muerte:
Te habré matado cuatrocientas veces,
Porque es la única forma de que entiendas,
Bajo esta luna ardida a cadenita
Que te idolatro entera y enfermiza.
Cuando termine de escribir sobre tú y yo,
Van a quedar aún cosas que decirte,
Pero he de quedármelas en el tintero,
Si vienen tiempos malos retomarte,
Y clavarte nuevamente los tachones
De esta herejía que yo te profeso.
Cuando termine de escribir sobre tú y yo
Hablaré entonces sobre los demás,
No los conoceré, serán extraños,
Tal como antaño lo fuimos tú y yo,
Pero ha de funcionar, estoy segura,
He de narrar alguna vez lo de los otros.
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martes, 20 de julio de 2010
La poetisa le cuenta a su amor por qué le escribe
Si no me cantaras todas las noches, cigarresco,
Y no me hubieses dado tantos pretéritos de tu vida,
Tal vez no me acuciara, tan salvaje,
Esta tiranía de escribirte a bocajarro,
Y de pasearte a todas horas por el techo helado
De mis alcobas de mimbre y de carrizo.
Porque es toda tu sustancia esclavitud,
Y me llevas de cabeza al vasallaje,
Como pánfila señora de su hidalgo,
Gentilmujer que nunca se pregunta
Cómo es que han hecho el aire transparente,
Y si el espíritu entra por la vista,
Cómo es que siempre y de repente,
Te encuentro madrugando ya sin ojos.
No me has dejado relatarte en recovecos
De esa piel que se disipa por los poros,
Y no he encontrado yo huecos mejores
Para dejarte anejos que en la boca,
Que no sabes el peligro que me acecha
Cuando intento impregnar de negra tinta
Los rincones blanquecinos de tus bozos,
O cómo he de aguantar, tan vacilante,
Que no me encuentres nunca anocheciendo
En esta sanguinaria y purgatoria
Enmienda de bilis desaborida.
Y no te dejaré saber qué escondo
En las graves arrugas de mi frente
Y nunca sabrás por qué te escribo
Y por qué yo nunca te lo digo,
Por qué guardo como absurdo secreto
Esta tripa desgajá que me destroza.
Y no me hubieses dado tantos pretéritos de tu vida,
Tal vez no me acuciara, tan salvaje,
Esta tiranía de escribirte a bocajarro,
Y de pasearte a todas horas por el techo helado
De mis alcobas de mimbre y de carrizo.
Porque es toda tu sustancia esclavitud,
Y me llevas de cabeza al vasallaje,
Como pánfila señora de su hidalgo,
Gentilmujer que nunca se pregunta
Cómo es que han hecho el aire transparente,
Y si el espíritu entra por la vista,
Cómo es que siempre y de repente,
Te encuentro madrugando ya sin ojos.
No me has dejado relatarte en recovecos
De esa piel que se disipa por los poros,
Y no he encontrado yo huecos mejores
Para dejarte anejos que en la boca,
Que no sabes el peligro que me acecha
Cuando intento impregnar de negra tinta
Los rincones blanquecinos de tus bozos,
O cómo he de aguantar, tan vacilante,
Que no me encuentres nunca anocheciendo
En esta sanguinaria y purgatoria
Enmienda de bilis desaborida.
Y no te dejaré saber qué escondo
En las graves arrugas de mi frente
Y nunca sabrás por qué te escribo
Y por qué yo nunca te lo digo,
Por qué guardo como absurdo secreto
Esta tripa desgajá que me destroza.
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martes, 6 de julio de 2010
Adamantium
No te he dejado pergeñar por un momento
El orden de mi médula espinosa
Porque eso corre de mi cuenta, torpe,
Porque es concisa la disposición
De mi osamenta,
Que es mi esqueleto de adamanto puro,
Es impertérrito este litio de mis huesos,
Y cuando me sacudes desde abajo
Recorre mi armazón un dolor lento.
No te he dejado estudiar
Con esa precisión
Astronómica
La dureza cascaresca de mi piel cuando me agitas,
Paquidérmica y disecatoria tez
Con la que me protejo de tu abrigo,
Con la que hago capullos y envolturas
Para zafarme a tiempo de tu córnea,
Para que no me mires tan quedito.
Pero sí te dejaré que me alimentes
Con esa libación de tus mohínes,
Con el maná que llueve de tu pelo,
Con el cebo intransferible de tus ojos,
Con el maíz que crece en tus pestañas.
Cuando hayas sido mi nodriza y amo
Dejaré que me remuevas tremedales,
Zarandeando mi columna vertebral,
Desarmando fortalezas en mi ombligo,
Y juro que no opondré resistencia.
El orden de mi médula espinosa
Porque eso corre de mi cuenta, torpe,
Porque es concisa la disposición
De mi osamenta,
Que es mi esqueleto de adamanto puro,
Es impertérrito este litio de mis huesos,
Y cuando me sacudes desde abajo
Recorre mi armazón un dolor lento.
No te he dejado estudiar
Con esa precisión
Astronómica
La dureza cascaresca de mi piel cuando me agitas,
Paquidérmica y disecatoria tez
Con la que me protejo de tu abrigo,
Con la que hago capullos y envolturas
Para zafarme a tiempo de tu córnea,
Para que no me mires tan quedito.
Pero sí te dejaré que me alimentes
Con esa libación de tus mohínes,
Con el maná que llueve de tu pelo,
Con el cebo intransferible de tus ojos,
Con el maíz que crece en tus pestañas.
Cuando hayas sido mi nodriza y amo
Dejaré que me remuevas tremedales,
Zarandeando mi columna vertebral,
Desarmando fortalezas en mi ombligo,
Y juro que no opondré resistencia.
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martes, 29 de junio de 2010
Mórbida
A veces soy un cetáceo,
ingente, orondo y azul,
ocupo todos los huecos,
soy un lastre de pescado,
y, solitaria, te trago.
Te tengo quieto en mi vientre,
en mis vísceras buceas,
pues yo soy una ballena
de muy amplias tragaderas.
ingente, orondo y azul,
ocupo todos los huecos,
soy un lastre de pescado,
y, solitaria, te trago.
Te tengo quieto en mi vientre,
en mis vísceras buceas,
pues yo soy una ballena
de muy amplias tragaderas.
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viernes, 18 de junio de 2010
Mujer unicornio
A Lopen ;)
Cuando me convierto en unicornio,
Frunzo el ceño,
Apunto recto,
Veo claro,
Bizqueando,
Enfilando.
Mi cuerno es del mejor marfil que te puedas imaginar.
Cuando me convierto en unicornio,
Soy una pelusa inquieta,
Blanca,
Suave,
Lúcida,
Como un fabuloso Platero en negativo,
Y te corro a cornadas.
Cuando me convierto en unicornio,
A veces me persiguen,
Furtivos,
Mercenarios,
Combatientes,
Cazadores,
Y me desnucan el aliento con un tiro.
Cuando me convierto en unicornio,
A veces sangro,
Por un disparo.
Quien lo desea
Bebe mi savia.
Estoy hecha de la misma sangre de plata que tú,
Cuando me convierto en unicornio.
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lunes, 14 de junio de 2010
"Las fugas de mis amigos" (Fragmento 2) de David Rodríguez Ibáñez
Este poema es una pieza que me ha dedicado mi amigo David, periodista de renombre, con motivo de mi inminente "fuga" a los Estados Juntitos. Me ha gustado mucho, me ha llegado al corazón y le he pedido si era posible compartirlo con vosotros, mis lectores. Ahí va:
La otra se va a tierras conquistadas
Por el español de bien
Dicen que no es país para viejos
Pero ella ya sabe lo que es traducir sueños en un santiamén
Buenas noches, que usted descanse y a poder ser sin roncar
Mis amigos saben inglés, yo lo quiero conocer
Mis conocidos tienen pareja, yo la quiero poseer
Mis vecinos chillan por la ventana, pero yo quiero volar
No con una escoba de bruja, sino sólo con la sabiduría de una] tesis doctoral
Lejos quedan y largos parecen cuatro años
En los que puedes volver o quedarte en un nido de placer
Traer al mundo hijos, ver lost en el sofá con un barbudo
O regresar, creyendo que todo estará igual
Pero tu mochila y tu pelo habrán dejado huella
Si vuelves con la cabeza, esté alta o baja
Las pisers dirán dejen paso que acaba de llegar
Si echas raíces en un árbol sin caducidad,
Vivirás en una novela de Paul Auster
Casi toda la eternidad.
¡Gracias David!
La otra se va a tierras conquistadas
Por el español de bien
Dicen que no es país para viejos
Pero ella ya sabe lo que es traducir sueños en un santiamén
Buenas noches, que usted descanse y a poder ser sin roncar
Mis amigos saben inglés, yo lo quiero conocer
Mis conocidos tienen pareja, yo la quiero poseer
Mis vecinos chillan por la ventana, pero yo quiero volar
No con una escoba de bruja, sino sólo con la sabiduría de una] tesis doctoral
Lejos quedan y largos parecen cuatro años
En los que puedes volver o quedarte en un nido de placer
Traer al mundo hijos, ver lost en el sofá con un barbudo
O regresar, creyendo que todo estará igual
Pero tu mochila y tu pelo habrán dejado huella
Si vuelves con la cabeza, esté alta o baja
Las pisers dirán dejen paso que acaba de llegar
Si echas raíces en un árbol sin caducidad,
Vivirás en una novela de Paul Auster
Casi toda la eternidad.
¡Gracias David!
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Madame Blavatsky
Matadero
He sido yo quien te ha abierto en canal,
Todas las venas de tu variopinta carne,
He sido cuajadora de tu sangre,
No me he movido un ápice de aquí,
Oficiando las membranas de tu cuerpo,
(Como un muñón inmenso y desmedido)
Que quiero dividir con metonimia,
Llamándote como protuberancia,
Como un pedazo o trozo de chuleta,
Pescuezo, codillo, pernil o falda,
Que con tu libra y que con mi navaja,
Tus ojos de carnero, mi señuelo,
Podemos armar sacrificio obsceno.
He sido yo la que escogió tus dedos,
Desjarretándolos como carnaza,
Quien puso uno en los labios, dentelladas,
Y se hizo este silencio escandinavo,
Que nos molesta por ser ordinario,
Pues el sigilo de tus ojos es completo,
Me basta la mudez de tu mirada,
Me sobra con tus ósculos, borrego,
Toscos como un recóndito bolero.
Y nadie más ha conseguido fragmentar
Los añicos en que mutan tus pestañas,
Cuando el ciclón de vellos me arrecía,
En madrugadas frías de tus cuencas,
Y me quedaba sola, estremecida,
Mecida, pájaro, sobrecogida.
He sido siempre quien despedazaba
Los cuartos más orondos de tu ombligo,
Quien, cursi, se arrimaba a tu meollo,
Con esa fuerza innata del contigo;
¡Quien te miró colérica a los ojos!
Quien ha descuartizado los cogollos
De tu insólito entramado de pantanos,
De tus emanaciones de nobleza,
De mi tristeza estática a raudales.
Y no es que me haya propuesto comerte,
Porque eres un cordero degollado,
Porque tus ojos son como añoranza,
Me irreconozco en ellos sordamente,
No me reflejan nunca esos espejos,
Nunca me tiras consciente los tejos,
Me aburro de afilar mis mil cuchillos.
De todo tengo mil, como a millares,
Y de tu carne quiero, pues, lo mismo.
Que he sido yo, que te lo digo,
La que amputó tus muslos de adamante,
La que te convirtió en cacho de carne
Con ojos,
Con esos ojos.
Todas las venas de tu variopinta carne,
He sido cuajadora de tu sangre,
No me he movido un ápice de aquí,
Oficiando las membranas de tu cuerpo,
(Como un muñón inmenso y desmedido)
Que quiero dividir con metonimia,
Llamándote como protuberancia,
Como un pedazo o trozo de chuleta,
Pescuezo, codillo, pernil o falda,
Que con tu libra y que con mi navaja,
Tus ojos de carnero, mi señuelo,
Podemos armar sacrificio obsceno.
He sido yo la que escogió tus dedos,
Desjarretándolos como carnaza,
Quien puso uno en los labios, dentelladas,
Y se hizo este silencio escandinavo,
Que nos molesta por ser ordinario,
Pues el sigilo de tus ojos es completo,
Me basta la mudez de tu mirada,
Me sobra con tus ósculos, borrego,
Toscos como un recóndito bolero.
Y nadie más ha conseguido fragmentar
Los añicos en que mutan tus pestañas,
Cuando el ciclón de vellos me arrecía,
En madrugadas frías de tus cuencas,
Y me quedaba sola, estremecida,
Mecida, pájaro, sobrecogida.
He sido siempre quien despedazaba
Los cuartos más orondos de tu ombligo,
Quien, cursi, se arrimaba a tu meollo,
Con esa fuerza innata del contigo;
¡Quien te miró colérica a los ojos!
Quien ha descuartizado los cogollos
De tu insólito entramado de pantanos,
De tus emanaciones de nobleza,
De mi tristeza estática a raudales.
Y no es que me haya propuesto comerte,
Porque eres un cordero degollado,
Porque tus ojos son como añoranza,
Me irreconozco en ellos sordamente,
No me reflejan nunca esos espejos,
Nunca me tiras consciente los tejos,
Me aburro de afilar mis mil cuchillos.
De todo tengo mil, como a millares,
Y de tu carne quiero, pues, lo mismo.
Que he sido yo, que te lo digo,
La que amputó tus muslos de adamante,
La que te convirtió en cacho de carne
Con ojos,
Con esos ojos.
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lunes, 7 de junio de 2010
Hecha un basilisco
Para mi lengua bífida no han bastado
Ni una sola de tus arterias,
Ni uno sólo de los engranajes blandos
Que configuran el delicado sistema
De tu respiración,
De las contracciones de tu pecho,
De los vasos fragiloides
Que recorren el tejido de tu organismo
Y del eje que te sujeta en pie.
Y no ha podido ella emponzoñar
Ni una sola de las gotas de tu sangre,
Y es que he perdido más de tropecientos dientes,
Buscándote ciega de mordeduras,
Mordiéndote todas las hendiduras,
Hendiéndote incisivo en la garganta,
Gargareando falsas ambrosías
Que me imagino cuando estoy despierta,
Cuando la soledad me acecha enhiesta.
Mi lengua bífida de dos espigas
De víbora se vuelve, repentina,
Cuando te encuentra en el desierto solo,
Y ni todo el veneno de esta aguja,
Puede hacerte serpentearme el alma
Con ese afán de flauta que yo imploro.
Ni una sola de tus arterias,
Ni uno sólo de los engranajes blandos
Que configuran el delicado sistema
De tu respiración,
De las contracciones de tu pecho,
De los vasos fragiloides
Que recorren el tejido de tu organismo
Y del eje que te sujeta en pie.
Y no ha podido ella emponzoñar
Ni una sola de las gotas de tu sangre,
Y es que he perdido más de tropecientos dientes,
Buscándote ciega de mordeduras,
Mordiéndote todas las hendiduras,
Hendiéndote incisivo en la garganta,
Gargareando falsas ambrosías
Que me imagino cuando estoy despierta,
Cuando la soledad me acecha enhiesta.
Mi lengua bífida de dos espigas
De víbora se vuelve, repentina,
Cuando te encuentra en el desierto solo,
Y ni todo el veneno de esta aguja,
Puede hacerte serpentearme el alma
Con ese afán de flauta que yo imploro.
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viernes, 28 de mayo de 2010
Garrote vil
Que a veces, que por la noche,
Viene un silencio de herrumbre,
Que ya me empapa el abdomen
De savia y caldo de lumbre,
Viene a ponerme en adobe,
A mojarme en salsedumbre,
A ese silencio, que torne,
Mi inquietud en mansedumbre
Le pido, que no me arroje
A las aguas de salumbre,
Que la herida me carcome,
Aguijón y reciedumbre,
Le digo que no me azote,
Que no me aplique fustumbre,
Pues pensar en tu garrote
Vil, me deja en soledumbre,
Y entonces ni mil convoyes,
Pueden hacer que vislumbre,
Ni que me muestre concorde,
Ni que abrace dulcedumbre,
Pensando en tus dos crisoles,
Ni que me dé pesadumbre
De estar sola y en desorden,
Ni que pierda la costumbre
De hacerme apaños discordes,
Siempre con la incertidumbre
De que me hayas de comer,
Pues tu cauta descostumbre,
Pues tu mentecancia enorme
No dejan que te deslumbre,
Que te descubra el escote,
Que me entregue a la quejumbre,
Y vivo con los faldones
Bañados en la cazumbre
Que me mana por fluxiones,
De pensar en muchedumbre,
En tu vigor de bisonte,
Pues pronto la podredumbre,
Desperdiciado y tan joven,
Te alcanzará en un relumbre.
Deja que me desherrumbre.
Viene un silencio de herrumbre,
Que ya me empapa el abdomen
De savia y caldo de lumbre,
Viene a ponerme en adobe,
A mojarme en salsedumbre,
A ese silencio, que torne,
Mi inquietud en mansedumbre
Le pido, que no me arroje
A las aguas de salumbre,
Que la herida me carcome,
Aguijón y reciedumbre,
Le digo que no me azote,
Que no me aplique fustumbre,
Pues pensar en tu garrote
Vil, me deja en soledumbre,
Y entonces ni mil convoyes,
Pueden hacer que vislumbre,
Ni que me muestre concorde,
Ni que abrace dulcedumbre,
Pensando en tus dos crisoles,
Ni que me dé pesadumbre
De estar sola y en desorden,
Ni que pierda la costumbre
De hacerme apaños discordes,
Siempre con la incertidumbre
De que me hayas de comer,
Pues tu cauta descostumbre,
Pues tu mentecancia enorme
No dejan que te deslumbre,
Que te descubra el escote,
Que me entregue a la quejumbre,
Y vivo con los faldones
Bañados en la cazumbre
Que me mana por fluxiones,
De pensar en muchedumbre,
En tu vigor de bisonte,
Pues pronto la podredumbre,
Desperdiciado y tan joven,
Te alcanzará en un relumbre.
Deja que me desherrumbre.
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lunes, 17 de mayo de 2010
Amor efable, inconfesable 4
No sabes de lo insurgente,
De mi falda adoleciente,
De mi nimbo arborescente,
Mi tranquilidad aparente,
Mi epidermis adherente,
Mi vocablo balbuciente,
De mi soledad consciente,
De mi dedo convergente,
No sabes de lo carente.
Ni mi alma concupiscente,
De mi olfato delincuente,
De mi baba corroyente,
Mi cerebelo demente,
Mi tubérculo evidente,
Mi córnea clarividente,
De mi apéndice creciente,
De mi asadura candente,
Ni mi sombra contundente.
No has computado lo ardiente,
De mi barriga doliente,
De mi dominio apetente,
Mi estómago complaciente,
Mi abdomen circunferente,
Mi tragadera exigente,
De mi bulbo consistente,
De mi raíz bienoliente,
No has computado lo ausente.
Y no te has puesto al corriente,
De que cada aparecida,
De que toda sucedida,
Te provoco un accidente,
Te transfiguro en cociente,
Te degusto lo elocuente,
De que toda acaecida,
De que cada arremetida,
Te devuelve a tu presente.
Ni de que eres inclemente,
Ni de que eres astringente,
Ni de que eres convincente
Ni que eres desobediente,
Ni que eres indiferente,
Ni que eres evanescente,
Ni de que eres ascendiente,
Ni de que eres atrayente,
Ni de que eres eminente,
Ni de que eres mi aliciente.
No te embriagas por completo,
Si no bebes mi aguardiente.
De mi falda adoleciente,
De mi nimbo arborescente,
Mi tranquilidad aparente,
Mi epidermis adherente,
Mi vocablo balbuciente,
De mi soledad consciente,
De mi dedo convergente,
No sabes de lo carente.
Ni mi alma concupiscente,
De mi olfato delincuente,
De mi baba corroyente,
Mi cerebelo demente,
Mi tubérculo evidente,
Mi córnea clarividente,
De mi apéndice creciente,
De mi asadura candente,
Ni mi sombra contundente.
No has computado lo ardiente,
De mi barriga doliente,
De mi dominio apetente,
Mi estómago complaciente,
Mi abdomen circunferente,
Mi tragadera exigente,
De mi bulbo consistente,
De mi raíz bienoliente,
No has computado lo ausente.
Y no te has puesto al corriente,
De que cada aparecida,
De que toda sucedida,
Te provoco un accidente,
Te transfiguro en cociente,
Te degusto lo elocuente,
De que toda acaecida,
De que cada arremetida,
Te devuelve a tu presente.
Ni de que eres inclemente,
Ni de que eres astringente,
Ni de que eres convincente
Ni que eres desobediente,
Ni que eres indiferente,
Ni que eres evanescente,
Ni de que eres ascendiente,
Ni de que eres atrayente,
Ni de que eres eminente,
Ni de que eres mi aliciente.
No te embriagas por completo,
Si no bebes mi aguardiente.
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jueves, 13 de mayo de 2010
Amor borracho III
Por suerte tu azoospermia,
Nos da tregua y golosina,
Después tu embriaguez congénita
Junto con tu hambre intestina,
Me lleva a la incontinencia,
Y no existe libertina,
Que se meta en controversia
Más que yo, luciferina,
Que abrace la decadencia
La noche, el alcohol, lupina,
Putesca soy, y epidérmica,
Como zorra hada madrina.
Nos da tregua y golosina,
Después tu embriaguez congénita
Junto con tu hambre intestina,
Me lleva a la incontinencia,
Y no existe libertina,
Que se meta en controversia
Más que yo, luciferina,
Que abrace la decadencia
La noche, el alcohol, lupina,
Putesca soy, y epidérmica,
Como zorra hada madrina.
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martes, 11 de mayo de 2010
Amor borracho II
Y hablo con efervescencia,
Plata, mi tráquea argentina,
Que farfulla aristotelias
Con brillantez coralina,
Y que sume toda arteria,
En baño de degollina,
Y que mi charla babélica,
Te la pone adamantina,
Y ya entonces, maquiavélica,
Yo te absorbo intrauterina,
Me lamento de bohemia,
Y quedo de lo más fina.
Plata, mi tráquea argentina,
Que farfulla aristotelias
Con brillantez coralina,
Y que sume toda arteria,
En baño de degollina,
Y que mi charla babélica,
Te la pone adamantina,
Y ya entonces, maquiavélica,
Yo te absorbo intrauterina,
Me lamento de bohemia,
Y quedo de lo más fina.
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viernes, 7 de mayo de 2010
Amor borracho I
Que es que yo cuando estoy ebria,
No es, mi amor, de trementina,
Que a mí lo de ser abstemia,
Me provoca una llantina,
De lágrimas afluencia,
Muchedumbre de toxina,
Y te quiero con amnesia:
No recuerdo medicina
Que me produzca analgesia
Con la intensidad asesina,
De este espíritu, apariencia,
De esta fuerza tan bovina.
No es, mi amor, de trementina,
Que a mí lo de ser abstemia,
Me provoca una llantina,
De lágrimas afluencia,
Muchedumbre de toxina,
Y te quiero con amnesia:
No recuerdo medicina
Que me produzca analgesia
Con la intensidad asesina,
De este espíritu, apariencia,
De esta fuerza tan bovina.
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lunes, 3 de mayo de 2010
A un amor ebrio de agua de los floreros
Juro que mañana renuncio, Vicio,
Te dejo con un palmo de narices,
Ya no hará más falta que me agudices
Sentido alguno, ya no me desquicio.
Ya nunca más me sacarás de quicio,
No me verás rondando meretrices,
Rescataré mi vida, ¡directrices!
Sin miedo de acabar en un hospicio.
¡Oh! Huérfano de ti saldré adelante,
Pues no eres más que espíritu, ajado,
Me das una resaca impresionante.
Me desmantelas y, anonadado,
Ya solo caigo, fulminado amante,
Ante este amor tajado amortajado.
Este es uno de los primeros sonetos que escribí. El tema me lo sugirió Aningunsitio, con su juego de palabras "Amor tajado, amortajado". Lo recupero aquí, con la nostalgia etílica del fin de semana.
Te dejo con un palmo de narices,
Ya no hará más falta que me agudices
Sentido alguno, ya no me desquicio.
Ya nunca más me sacarás de quicio,
No me verás rondando meretrices,
Rescataré mi vida, ¡directrices!
Sin miedo de acabar en un hospicio.
¡Oh! Huérfano de ti saldré adelante,
Pues no eres más que espíritu, ajado,
Me das una resaca impresionante.
Me desmantelas y, anonadado,
Ya solo caigo, fulminado amante,
Ante este amor tajado amortajado.
Este es uno de los primeros sonetos que escribí. El tema me lo sugirió Aningunsitio, con su juego de palabras "Amor tajado, amortajado". Lo recupero aquí, con la nostalgia etílica del fin de semana.
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martes, 27 de abril de 2010
Amor efable, inconfesable 3
Este poema es la tercera parte del poema que presenté para el tema de Lo Inefable, en Esquince (aquí) , y en mi propio blog (segunda parte). Espero que os guste.
Si observaras lo abatible,
De mi cólera terrible
De mi furia irreprimible,
Mi corazón afligible,
Mi hálito irremisible,
Mi cabellera intangible,
De mi vientre inamovible
De mi humor intransfusible,
Si observaras lo vencible.
Ni mi dolor invisible,
De mi cabeza inteñible,
De mi oreja insumergible,
Mi cutis indefinible,
Mi lamida impredecible,
Mi caninez irrompible,
De mi talento inservible,
De mi lenguaje ilegible,
Ni tu esencia corrosible.
No has reparado en lo horrible,
De mi congoja vertible,
De mi angustia irreversible,
Mi contorno reseguible
Mi sujeto irrebatible
Mi predicado imposible,
De mi tristeza risible,
De mi tez fotosensible,
No has reparado en lo hundible.
Y es que no te has ni enterado,
De que cada clareada,
De que toda despuntada,
Te estrecho el cerco imbatible,
Te transformo en invendible,
Te trago lo putrescible,
De que toda acorazada,
De que cada acordonada,
Te recuerda lo ultimado.
Ni de que eres traducible,
Ni de que eres digestible,
Ni de que eres persuasible,
Ni que eres incombustible,
Ni que eres incombatible,
Ni que eres indestructible,
Ni de que eres componible,
Ni de que eres comprimible,
Ni de que eres esgrimible,
Ni de que me noto hendible.
No me comprendes del todo,
Si no me entrego escindible.
Si observaras lo abatible,
De mi cólera terrible
De mi furia irreprimible,
Mi corazón afligible,
Mi hálito irremisible,
Mi cabellera intangible,
De mi vientre inamovible
De mi humor intransfusible,
Si observaras lo vencible.
Ni mi dolor invisible,
De mi cabeza inteñible,
De mi oreja insumergible,
Mi cutis indefinible,
Mi lamida impredecible,
Mi caninez irrompible,
De mi talento inservible,
De mi lenguaje ilegible,
Ni tu esencia corrosible.
No has reparado en lo horrible,
De mi congoja vertible,
De mi angustia irreversible,
Mi contorno reseguible
Mi sujeto irrebatible
Mi predicado imposible,
De mi tristeza risible,
De mi tez fotosensible,
No has reparado en lo hundible.
Y es que no te has ni enterado,
De que cada clareada,
De que toda despuntada,
Te estrecho el cerco imbatible,
Te transformo en invendible,
Te trago lo putrescible,
De que toda acorazada,
De que cada acordonada,
Te recuerda lo ultimado.
Ni de que eres traducible,
Ni de que eres digestible,
Ni de que eres persuasible,
Ni que eres incombustible,
Ni que eres incombatible,
Ni que eres indestructible,
Ni de que eres componible,
Ni de que eres comprimible,
Ni de que eres esgrimible,
Ni de que me noto hendible.
No me comprendes del todo,
Si no me entrego escindible.
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martes, 20 de abril de 2010
Amor efable, inconfesable 2
Este poema es la segunda parte del poema que presenté para el tema de Lo Inefable, en Esquince (aquí), espero que os guste.
Si supieras lo aberrante,
De mi desalmado aguante,
De mi voz altisonante,
Mi alegría delirante,
Mi carácter alternante,
Mi pellejo deslumbrante
De mi expresión vacilante,
De mi medusa urticante,
Si supieras lo turbante.
Ni mi vaho trepidante,
De mi regazo ultrajante,
De mi aliento transhumante,
Mi vilipendia triunfante
Mi maldad predominante,
Mi crueldad pivotante,
De mi dicción petulante,
De mi palabra oscilante,
Ni tu jadeo inquietante.
No has notado lo incitante,
De mi pulpa palpitante,
De mi médula humeante
Mi víscera horripilante,
Mi diafragma hilarante
Mi cadera helenizante
De mi órgano gestante,
De mi grupa galopante,
No has notado lo fragante.
Y no te has ni percatado,
De que cada amanecida,
De que toda anochecida,
Te sitio el muro epatante,
Te transmuto en emigrante
Te bebo lo emulsionante,
De que toda acontecida,
De que cada acometida,
Te acerca a tu antepasado.
Ni de que eres enervante
Ni de que eres embargante,
Ni de que eres fulminante,
Ni que eres desoxidante,
Ni que eres deshidratante.
Ni que eres cuadrupedante,
Ni de que eres culminante,
Ni de que eres irritante,
Ni de que eres confortante
Ni de que me siento errante.
No me sabes de bien cierto,
Si no pules mi diamante.
Si supieras lo aberrante,
De mi desalmado aguante,
De mi voz altisonante,
Mi alegría delirante,
Mi carácter alternante,
Mi pellejo deslumbrante
De mi expresión vacilante,
De mi medusa urticante,
Si supieras lo turbante.
Ni mi vaho trepidante,
De mi regazo ultrajante,
De mi aliento transhumante,
Mi vilipendia triunfante
Mi maldad predominante,
Mi crueldad pivotante,
De mi dicción petulante,
De mi palabra oscilante,
Ni tu jadeo inquietante.
No has notado lo incitante,
De mi pulpa palpitante,
De mi médula humeante
Mi víscera horripilante,
Mi diafragma hilarante
Mi cadera helenizante
De mi órgano gestante,
De mi grupa galopante,
No has notado lo fragante.
Y no te has ni percatado,
De que cada amanecida,
De que toda anochecida,
Te sitio el muro epatante,
Te transmuto en emigrante
Te bebo lo emulsionante,
De que toda acontecida,
De que cada acometida,
Te acerca a tu antepasado.
Ni de que eres enervante
Ni de que eres embargante,
Ni de que eres fulminante,
Ni que eres desoxidante,
Ni que eres deshidratante.
Ni que eres cuadrupedante,
Ni de que eres culminante,
Ni de que eres irritante,
Ni de que eres confortante
Ni de que me siento errante.
No me sabes de bien cierto,
Si no pules mi diamante.
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viernes, 16 de abril de 2010
El soneto de Jack el Destripador, versión remasterizada
De nuevo, gracias a la colaboración de mi amigo Arnau Pastor, hoy el soneto de Jack el Destripador también está ilustrado. He de decir que es el primer soneto que me ilustró, pero lo he publicado más tarde.
Si recordáis, el soneto decía así:
Charcutero, matador y perverso,
Que induces a las mozas a modorra,
Persigues solamente a la más zorra,
Abriéndole en canal su cuello terso,
Desde el infierno escribes, tan adverso,
Te buscas, con Scotland Yard, camorra,
Tornando todo órgano en chistorra,
Cuajando sangre del corte transverso.
Dices que preferías ir por partes,
De parte a parte, sí, como el espejo,
Rajas a damas con tus malas artes,
¡Vaya una zafia forma de cortejo!
¿Así buscas esposa para un martes?
Pues, carnicero, no te lo aconsejo.
La ilustración "hace" así:
Si recordáis, el soneto decía así:
Charcutero, matador y perverso,
Que induces a las mozas a modorra,
Persigues solamente a la más zorra,
Abriéndole en canal su cuello terso,
Desde el infierno escribes, tan adverso,
Te buscas, con Scotland Yard, camorra,
Tornando todo órgano en chistorra,
Cuajando sangre del corte transverso.
Dices que preferías ir por partes,
De parte a parte, sí, como el espejo,
Rajas a damas con tus malas artes,
¡Vaya una zafia forma de cortejo!
¿Así buscas esposa para un martes?
Pues, carnicero, no te lo aconsejo.
La ilustración "hace" así:
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martes, 13 de abril de 2010
Versos de la Mujer Barbuda IV: De cómo la mujer barbuda se une al circo que por allí pasaba (parte iv)
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
La acróbata despechada,
Me empezó a odiar encegada,
Aunque no supiera nada
La menda del incidente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pues yo estaba encaprichada,
De mi hombretón porfiada,
Y esa malaventurada,
Me parecía insolente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Un día en mi gabinete,
Colocándome un arete,
Aquí y allá un brazalete,
Entró la puta insurgente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Se me agarró del pelacho,
La acompañaba un gabacho,
Me arrancaron el mostacho
Con risa malevolente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Me dejaron humillada,
A la fuerza doblegada,
De hinojos, rodilla hincada,
Los dos, hideputamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Herida, me dio un vahído,
Nadie oyera mi gemido,
Cuando me vio mi garrido,
Me encontraba malviviente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
León juró su venganza,
Prometió rajar la panza,
Llevar a cabo matanza
Del fornido, firmemente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Se batieron en combate,
Y aquel, mi amado gaznate,
Vertiera rojo tomate,
Alcanzado mortalmente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Fui entonces sojuzgada,
A la muerte condenada,
Fui por todos vulnerada,
Fui vejada nuevamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
De noche, entre las hogueras,
Entre dormidas agüeras,
Saltándome las barreras,
Escapé oportunamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Circo de insólita gente.
La acróbata despechada,
Me empezó a odiar encegada,
Aunque no supiera nada
La menda del incidente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pues yo estaba encaprichada,
De mi hombretón porfiada,
Y esa malaventurada,
Me parecía insolente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Un día en mi gabinete,
Colocándome un arete,
Aquí y allá un brazalete,
Entró la puta insurgente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Se me agarró del pelacho,
La acompañaba un gabacho,
Me arrancaron el mostacho
Con risa malevolente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Me dejaron humillada,
A la fuerza doblegada,
De hinojos, rodilla hincada,
Los dos, hideputamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Herida, me dio un vahído,
Nadie oyera mi gemido,
Cuando me vio mi garrido,
Me encontraba malviviente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
León juró su venganza,
Prometió rajar la panza,
Llevar a cabo matanza
Del fornido, firmemente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Se batieron en combate,
Y aquel, mi amado gaznate,
Vertiera rojo tomate,
Alcanzado mortalmente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Fui entonces sojuzgada,
A la muerte condenada,
Fui por todos vulnerada,
Fui vejada nuevamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
De noche, entre las hogueras,
Entre dormidas agüeras,
Saltándome las barreras,
Escapé oportunamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
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lunes, 12 de abril de 2010
Versos de la Mujer Barbuda IV: De cómo la mujer barbuda se une al circo que por allí pasaba (parte iii)
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Yo me encontraba en la gloria,
Con tamaña ansia amatoria,
Con la tranca inflamatoria
Del domador asistente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y con pocos atavíos,
En medio de desvaríos,
Me declarara amoríos,
Tan exacerbadamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Entre todo el griterío,
Me levantara, cabrío,
Y por la piedra, con brío,
Me pasara diariamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y me llevara en volandas,
Bajo flores de lavandas,
Me prometiera parrandas,
Muy acaloradamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y nos hicimos amantes,
Juntándonos con bacantes,
Siendo estas las causantes,
Del fervor inabstinente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pero muy pronto la envidia,
Dibujó alguna perfidia,
En alguna moza nidia,
Que acechaba ferozmente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
León no se percataba,
De que Eleuteria la Brava,
Por sus amores penaba
Y a mí me miraba hiriente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pues esa niña Eleuteria,
Venida de la miseria,
Huyendo de la difteria,
Llegó un día humildemente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Por lo visto el domador,
La acogiera seductor,
Y entre sus brazos, amor,
Juró improvisadamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y al acabarse el pastel,
De la carne de burdel
De esa tunanta tan cruel,
Desertara inapetente.
Circo de insólita gente.
Yo me encontraba en la gloria,
Con tamaña ansia amatoria,
Con la tranca inflamatoria
Del domador asistente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y con pocos atavíos,
En medio de desvaríos,
Me declarara amoríos,
Tan exacerbadamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Entre todo el griterío,
Me levantara, cabrío,
Y por la piedra, con brío,
Me pasara diariamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y me llevara en volandas,
Bajo flores de lavandas,
Me prometiera parrandas,
Muy acaloradamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y nos hicimos amantes,
Juntándonos con bacantes,
Siendo estas las causantes,
Del fervor inabstinente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pero muy pronto la envidia,
Dibujó alguna perfidia,
En alguna moza nidia,
Que acechaba ferozmente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
León no se percataba,
De que Eleuteria la Brava,
Por sus amores penaba
Y a mí me miraba hiriente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pues esa niña Eleuteria,
Venida de la miseria,
Huyendo de la difteria,
Llegó un día humildemente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Por lo visto el domador,
La acogiera seductor,
Y entre sus brazos, amor,
Juró improvisadamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y al acabarse el pastel,
De la carne de burdel
De esa tunanta tan cruel,
Desertara inapetente.
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martes, 6 de abril de 2010
Versos de la Mujer Barbuda IV: De cómo la mujer barbuda se une al circo que por allí pasaba (parte ii)
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Así a la vida ambulante
Me acostumbrara acuciante,
Y todo el día anhelante
Celaba secretamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pues no os he dicho verdad,
Porque mi animalidad,
Me quitaba dignidad,
Y así no era concurrente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Yo vivía escarmentada,
Con vergüenza y escaldada,
De semejantes aislada,
Para siempre penitente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y así un buen día de abril,
Como siempre, de aguas mil,
Cual tópico refranil,
Me dio por el aguardiente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
No caminaba derecha,
Pues la bruma y la despecha
Me llenaban la “cabecha”
Y me nublaban la mente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Allí estaba yo borracha,
Y con la mirada gacha,
Con una horrendosa facha
Con un posado doliente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Hasta que vino León
El domador de León,
Con su cría de león,
Con actitud confidente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y me arrebató la copa,
Y allí me arrancó la ropa
Me desempolvó la mopa,
Muy bravucónicamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Ni a suspirar me dio tiempo,
Con arrebatado tempo,
Y me pillara a destiempo,
Su mandíbula batiente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pues al abrirme los labios,
Olvidara mis agravios,
Con lametones resabios
Me lo comió vehemente.
Circo de insólita gente.
Así a la vida ambulante
Me acostumbrara acuciante,
Y todo el día anhelante
Celaba secretamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pues no os he dicho verdad,
Porque mi animalidad,
Me quitaba dignidad,
Y así no era concurrente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Yo vivía escarmentada,
Con vergüenza y escaldada,
De semejantes aislada,
Para siempre penitente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y así un buen día de abril,
Como siempre, de aguas mil,
Cual tópico refranil,
Me dio por el aguardiente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
No caminaba derecha,
Pues la bruma y la despecha
Me llenaban la “cabecha”
Y me nublaban la mente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Allí estaba yo borracha,
Y con la mirada gacha,
Con una horrendosa facha
Con un posado doliente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Hasta que vino León
El domador de León,
Con su cría de león,
Con actitud confidente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y me arrebató la copa,
Y allí me arrancó la ropa
Me desempolvó la mopa,
Muy bravucónicamente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Ni a suspirar me dio tiempo,
Con arrebatado tempo,
Y me pillara a destiempo,
Su mandíbula batiente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Pues al abrirme los labios,
Olvidara mis agravios,
Con lametones resabios
Me lo comió vehemente.
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martes, 30 de marzo de 2010
Versos de la Mujer Barbuda IV: De cómo la mujer barbuda se une al circo que por allí pasaba (parte i)
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Transité cual alcoyana
Por los cerros de avellana,
Llegando hasta el barbacana
De alguna ciudad de oriente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Escuché la melodía,
Al claro romper del día,
De tamaña algarabía,
Junto al atávico puente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y divisé la tramoya,
Como una brillante joya,
Luz tras de una claraboya,
Que me nublara la mente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Payasos y domadores:
Alma de conquistadores,
Cultivando sus amores,
Pues son género atrayente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y me quedé hipnotizada,
Por el color fascinada,
Por todo maravillada
Con pasión adoleciente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y me maravillaría
Mil veces, ¡Ave María!
Pues accedí a la alegría
Aquella tarde de suerte.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Cuando me acerqué hasta ellos,
Subidos en sus camellos,
Me tocaron los cabellos
Con gracia y afablemente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Me subieron a caballo,
Contamos flores de mayo,
A mí me diese un desmayo:
Son los sueños aliciente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Cantaba yo tonadillas
Con voz de mil abubillas,
Y freía empanadillas
Con soltura bienhaciente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y aunque gastara lanillas,
Yo no tenía ladillas,
Y en todas sus alcobillas
Me metía muy ardiente.
Circo de insólita gente.
Transité cual alcoyana
Por los cerros de avellana,
Llegando hasta el barbacana
De alguna ciudad de oriente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Escuché la melodía,
Al claro romper del día,
De tamaña algarabía,
Junto al atávico puente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y divisé la tramoya,
Como una brillante joya,
Luz tras de una claraboya,
Que me nublara la mente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Payasos y domadores:
Alma de conquistadores,
Cultivando sus amores,
Pues son género atrayente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y me quedé hipnotizada,
Por el color fascinada,
Por todo maravillada
Con pasión adoleciente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y me maravillaría
Mil veces, ¡Ave María!
Pues accedí a la alegría
Aquella tarde de suerte.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Cuando me acerqué hasta ellos,
Subidos en sus camellos,
Me tocaron los cabellos
Con gracia y afablemente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Me subieron a caballo,
Contamos flores de mayo,
A mí me diese un desmayo:
Son los sueños aliciente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Cantaba yo tonadillas
Con voz de mil abubillas,
Y freía empanadillas
Con soltura bienhaciente.
Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.
Y aunque gastara lanillas,
Yo no tenía ladillas,
Y en todas sus alcobillas
Me metía muy ardiente.
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viernes, 26 de marzo de 2010
El soneto del hombre lobo, versión remasterizada
Gracias a la colaboración de mi amigo Arnau Pastor, hoy el soneto del hombre lobo está ilustrado. Disfrutad del arte:
A un lobizón divino
Guifredo el Velloso era, a tu lado,
Lobo un imberbe de marca mayor
Pues no ha habido peludo, ¡ay, mi amor!
Con un talante menos rasurado.
Licántropo fiel, nunca estás helado,
Eres de vaho y despides calor,
Gran estufilla de humo y vapor,
Monstruo falaz, mi lobezno salado.
Hombre lobo hermoso, feliz me haces,
Con tu pestilencia y tu torso hirsuto
Diente amarillo y afiladas fauces,
Te amo, luna llena, abrazo enjuto,
Huelgo porque me mezas y me caces;
Tu aliento matutino es un esputo.
A un lobizón divino
Guifredo el Velloso era, a tu lado,
Lobo un imberbe de marca mayor
Pues no ha habido peludo, ¡ay, mi amor!
Con un talante menos rasurado.
Licántropo fiel, nunca estás helado,
Eres de vaho y despides calor,
Gran estufilla de humo y vapor,
Monstruo falaz, mi lobezno salado.
Hombre lobo hermoso, feliz me haces,
Con tu pestilencia y tu torso hirsuto
Diente amarillo y afiladas fauces,
Te amo, luna llena, abrazo enjuto,
Huelgo porque me mezas y me caces;
Tu aliento matutino es un esputo.
Versos de la Mujer Barbuda III: De cómo la mujer barbuda pasa días libidinosos en un burdel (parte iiii y última de esta parte)
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pero me pasaba pronto,
Tal como un berrinche tonto,
Cuando me daban el monto,
Muchachos a la leonina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Un buen día el intendente
Se presentó de repente,
Dijo que estaba caliente
Que le diese mi aspirina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Le insté a que guardara turno,
¡Le tocaba en el nocturno!
Se me puso taciturno,
Y me tachó de asesina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Qué bruto aquel concejal,
Se portó como animal,
Como un obseso sexual
Me trató cual campesina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y me armó tal altercado
Montó tal desaguisado,
Que su jeto amembrillado
Magullé de una azotina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
¡Cómo berreaba el bestia!
Sin ni pizca de modestia,
Resultaba una molestia
Para toda bailarina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
La madame compareciera
Con su traje de hechicera,
Y se apareció altanera
Para darme regañina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y al verlo tan malherido
Dando aullido tras aullido
Me espetó con un bufido
Que marchase a la cocina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Entonces hubo consejo,
Tras de un extenso bosquejo,
Amén del alguacilejo,
Me encerraron cual ovina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Así que en el putiferio
Me sentía en cautiverio,
Y tras de aquel vituperio,
Marché pronta, presto, asina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
La matriz adamantina.
Pero me pasaba pronto,
Tal como un berrinche tonto,
Cuando me daban el monto,
Muchachos a la leonina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Un buen día el intendente
Se presentó de repente,
Dijo que estaba caliente
Que le diese mi aspirina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Le insté a que guardara turno,
¡Le tocaba en el nocturno!
Se me puso taciturno,
Y me tachó de asesina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Qué bruto aquel concejal,
Se portó como animal,
Como un obseso sexual
Me trató cual campesina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y me armó tal altercado
Montó tal desaguisado,
Que su jeto amembrillado
Magullé de una azotina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
¡Cómo berreaba el bestia!
Sin ni pizca de modestia,
Resultaba una molestia
Para toda bailarina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
La madame compareciera
Con su traje de hechicera,
Y se apareció altanera
Para darme regañina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y al verlo tan malherido
Dando aullido tras aullido
Me espetó con un bufido
Que marchase a la cocina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Entonces hubo consejo,
Tras de un extenso bosquejo,
Amén del alguacilejo,
Me encerraron cual ovina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Así que en el putiferio
Me sentía en cautiverio,
Y tras de aquel vituperio,
Marché pronta, presto, asina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
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miércoles, 24 de marzo de 2010
Versos de la Mujer Barbuda III: De cómo la mujer barbuda pasa días libidinosos en un burdel (parte iii)
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me amaban así, tal cual,
Con un afecto abismal,
Viniendo a mi bacanal,
Sin voces de celestina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Así era que en el burdel,
Yo me dejaba la piel,
Por pocos besos de miel,
Me llamaban la divina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pues no existía cincel,
Que no esculpiera en dosel,
Ni esparciera besamel,
En mi pelvis danzarina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Collar de perlas blandía,
Dado con asimetría,
Y sin sufrir afonía,
Ni entrarme la escarlatina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pero a veces la tristeza,
Me hacía ver con certeza,
Que sólo con mi altiveza
No me hallaba yo benina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y a veces con extrañeza,
Me embargaba la flaqueza,
Deprimida con presteza,
Volvía a ser chiquitina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me acordaba de mi pena,
De mi casita serena,
De la torre de mi almena
Donde me sentí heroína.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pero entonces memoraba,
Aquella noche tan brava,
En que me abofeteaba,
Mi padre en aquella esquina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Para escapar de la hiel,
Me fugué de mi dintel,
Pues en casa del lebrel,
Ya me tenían inquina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Así contaba mi historia,
Ya sin ansia adulatoria,
A quien, sin escapatoria,
Me pillase una llantina.
La matriz adamantina.
Me amaban así, tal cual,
Con un afecto abismal,
Viniendo a mi bacanal,
Sin voces de celestina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Así era que en el burdel,
Yo me dejaba la piel,
Por pocos besos de miel,
Me llamaban la divina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pues no existía cincel,
Que no esculpiera en dosel,
Ni esparciera besamel,
En mi pelvis danzarina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Collar de perlas blandía,
Dado con asimetría,
Y sin sufrir afonía,
Ni entrarme la escarlatina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pero a veces la tristeza,
Me hacía ver con certeza,
Que sólo con mi altiveza
No me hallaba yo benina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y a veces con extrañeza,
Me embargaba la flaqueza,
Deprimida con presteza,
Volvía a ser chiquitina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me acordaba de mi pena,
De mi casita serena,
De la torre de mi almena
Donde me sentí heroína.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pero entonces memoraba,
Aquella noche tan brava,
En que me abofeteaba,
Mi padre en aquella esquina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Para escapar de la hiel,
Me fugué de mi dintel,
Pues en casa del lebrel,
Ya me tenían inquina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Así contaba mi historia,
Ya sin ansia adulatoria,
A quien, sin escapatoria,
Me pillase una llantina.
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lunes, 22 de marzo de 2010
Versos de la Mujer Barbuda III: De cómo la mujer barbuda pasa días libidinosos en un burdel (parte ii)
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Las ropas arzobispales,
Se quitaban muy puntuales,
Con aspavientos joviales,
Sin miedo a la guillotina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y no era cosa de magia,
Ni tampoco antropofagia:
Cortaba su verborragia,
Con mi destreza ladina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Que yo estaba cultivada,
Para nada era apocada,
Leída, culta, letrada,
Me enojaba la pamplina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Por eso grandes poetas,
Se morían por mis tetas,
A todas las alcahuetas,
Perseguían por mi ruina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Sobornaban con monedas,
Para cruzar mis barredas,
Saltando entre las mohedas
A la vieja sibilina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pobres del amor ardiente,
De lujuria penitente,
Los poetas son la gente
Que más veces traga quina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pues son piratas ilusos,
Creen robarte los usos,
Más tú los pillas, obtusos,
Con pericia alejandrina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Si les derribas el verso,
Con un combate perverso,
Te entregarán su universo,
Si tiras la bambalina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Yo, buena interlocutora,
Y tenaz abogadora,
Muy poco censuradora,
Con mi verdad cristalina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y los conquistaba presto,
Los ponía bajo arresto,
Me respondían aquesto:
“Tú sí que no eres cretina”.
La matriz adamantina.
Las ropas arzobispales,
Se quitaban muy puntuales,
Con aspavientos joviales,
Sin miedo a la guillotina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y no era cosa de magia,
Ni tampoco antropofagia:
Cortaba su verborragia,
Con mi destreza ladina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Que yo estaba cultivada,
Para nada era apocada,
Leída, culta, letrada,
Me enojaba la pamplina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Por eso grandes poetas,
Se morían por mis tetas,
A todas las alcahuetas,
Perseguían por mi ruina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Sobornaban con monedas,
Para cruzar mis barredas,
Saltando entre las mohedas
A la vieja sibilina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pobres del amor ardiente,
De lujuria penitente,
Los poetas son la gente
Que más veces traga quina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pues son piratas ilusos,
Creen robarte los usos,
Más tú los pillas, obtusos,
Con pericia alejandrina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Si les derribas el verso,
Con un combate perverso,
Te entregarán su universo,
Si tiras la bambalina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Yo, buena interlocutora,
Y tenaz abogadora,
Muy poco censuradora,
Con mi verdad cristalina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y los conquistaba presto,
Los ponía bajo arresto,
Me respondían aquesto:
“Tú sí que no eres cretina”.
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jueves, 18 de marzo de 2010
Versos de la Mujer Barbuda III: De cómo la mujer barbuda pasa días libidinosos en un burdel (parte i)
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me convertí en una amante,
Llena del ansia apremiante,
Con abdomen acuciante,
Con abertura ambarina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pronto mi tez aberrante,
Dejó de ser vergonzante,
Resultando exorbitante
Para toda picha fina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me reconcilié conmigo,
Me autoretiré el castigo,
Me autoexaminé el ombligo,
Para hacerme concubina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y a todos los hice machos,
Hordas de grandes hombrachos,
Para mí sola, ¡penachos!
Mas con toda disciplina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me volví toda una experta,
En lo de andar entreabierta,
Guardando mi contrapuerta,
Con falsa seña mohína.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Parece que estoy de vuelta,
Y me recuerdo resuelta,
Entre los pollos muy suelta,
Con pechos de gelatina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me deseaban con mis lanas,
Más que a las caucasianas,
Pues aunque eran más fulanas,
Yo dominaba la esquina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Atendía a generales,
Con caricias bilabiales,
Visitas arciprestales,
Recibía, clandestina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Revistas archiducales,
Con agasajos cordiales,
Daba a mis habituales
Con una potencia equina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Escrutinios diaconales,
Sufrían mis genitales,
Delicias epiteliales,
Si aguardaba escabechina.
La matriz adamantina.
Me convertí en una amante,
Llena del ansia apremiante,
Con abdomen acuciante,
Con abertura ambarina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pronto mi tez aberrante,
Dejó de ser vergonzante,
Resultando exorbitante
Para toda picha fina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me reconcilié conmigo,
Me autoretiré el castigo,
Me autoexaminé el ombligo,
Para hacerme concubina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y a todos los hice machos,
Hordas de grandes hombrachos,
Para mí sola, ¡penachos!
Mas con toda disciplina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me volví toda una experta,
En lo de andar entreabierta,
Guardando mi contrapuerta,
Con falsa seña mohína.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Parece que estoy de vuelta,
Y me recuerdo resuelta,
Entre los pollos muy suelta,
Con pechos de gelatina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Me deseaban con mis lanas,
Más que a las caucasianas,
Pues aunque eran más fulanas,
Yo dominaba la esquina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Atendía a generales,
Con caricias bilabiales,
Visitas arciprestales,
Recibía, clandestina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Revistas archiducales,
Con agasajos cordiales,
Daba a mis habituales
Con una potencia equina.
La pátina femenina,
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Escrutinios diaconales,
Sufrían mis genitales,
Delicias epiteliales,
Si aguardaba escabechina.
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martes, 16 de marzo de 2010
Versos de la Mujer Barbuda II: De cómo la mujer barbuda cría barba y acaba por dejar la casa paterna en busca de nuevas correrías (parte iiii, última)
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
La paliza del patriarca,
Dio la vuelta a la comarca,
Un pulmón casi me encharca,
Venga a darme zurrapelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Así yo de casa huyera,
Quedando como fullera,
Así desapareciera,
Antes de volverlo lelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Vagué solita y errante,
Con la mirada expectante,
Un miedo escalofriante,
De encontrarme a un cabronzuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pues yo aún era muchacha,
De cría tenía facha,
No era nada vivaracha,
Para andar por el subsuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pronto me abastardarían,
Mi inocencia robarían,
Al fin catapultarían,
Mi candor de bizcochuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Huyendo de los bellacos,
Que me daban arrumacos,
Sin yo querer, ¡currutacos!
Nunca mordía el anzuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Entonces hallé cobijo,
Me encontraron escondrijo,
Y para mi regocijo,
Incluía pucheruelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
De la cuna al lupanar,
Me hallé por sino y azar,
Como abeja en colmenar,
Pero con celda de hielo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Con gusto quedé cautiva,
De un alma caritativa,
El ama bella y altiva,
Me celó como a un polluelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Y así abracé mancebía,
Al tiempo que allí aprendía
Artes de alcahuetería,
Para quehacer de señuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Rasurarme era mi anhelo.
La paliza del patriarca,
Dio la vuelta a la comarca,
Un pulmón casi me encharca,
Venga a darme zurrapelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Así yo de casa huyera,
Quedando como fullera,
Así desapareciera,
Antes de volverlo lelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Vagué solita y errante,
Con la mirada expectante,
Un miedo escalofriante,
De encontrarme a un cabronzuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pues yo aún era muchacha,
De cría tenía facha,
No era nada vivaracha,
Para andar por el subsuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pronto me abastardarían,
Mi inocencia robarían,
Al fin catapultarían,
Mi candor de bizcochuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Huyendo de los bellacos,
Que me daban arrumacos,
Sin yo querer, ¡currutacos!
Nunca mordía el anzuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Entonces hallé cobijo,
Me encontraron escondrijo,
Y para mi regocijo,
Incluía pucheruelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
De la cuna al lupanar,
Me hallé por sino y azar,
Como abeja en colmenar,
Pero con celda de hielo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Con gusto quedé cautiva,
De un alma caritativa,
El ama bella y altiva,
Me celó como a un polluelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Y así abracé mancebía,
Al tiempo que allí aprendía
Artes de alcahuetería,
Para quehacer de señuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
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viernes, 12 de marzo de 2010
Versos de la Mujer Barbuda II: De cómo la mujer barbuda cría barba y acaba por dejar la casa paterna en busca de nuevas correrías (parte iii)
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Como ya era adolescente,
Y todavía abstinente,
En un cuerpo todo ardiente
Ya me molestaba el velo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
La mantilla me arrancara,
Descubriéndome la cara,
Entonces precipitara,
Mi pesadumbre hacia el suelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me liberé, redimida,
De mi angustia reprimida,
De mi desdicha adquirida,
De mi insólito canguelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me quité la rispidez,
Descubrí mi desnudez,
Femenina ingravidez,
Que provocó mi deshielo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Y en desbandada a la calle,
Salí para lucir talle,
Sin dejarme ni un detalle,
Rica como un caramelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Esa fuera mi aventura,
Para paliar mi angostura,
Requerí arrodilladura,
Ante un gracioso chicuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
No fue como imaginaba,
Como siempre, me fallaba,
Me sentí una gallipava,
Por culpa de ese ciruelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Es lo que suele ocurrir,
La fábula de faquir
Se convierte en escurrir
Repetido el manojuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Una vez precipitado,
El respiro acompasado
Aumenta autopropulsado,
Si te toca un jovenzuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Aquello aprendí, compadres,
Recorriendo piamadres,
A que nunca te desmadres
Por imberbe tunantuelo.
Rasurarme era mi anhelo.
Como ya era adolescente,
Y todavía abstinente,
En un cuerpo todo ardiente
Ya me molestaba el velo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
La mantilla me arrancara,
Descubriéndome la cara,
Entonces precipitara,
Mi pesadumbre hacia el suelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me liberé, redimida,
De mi angustia reprimida,
De mi desdicha adquirida,
De mi insólito canguelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me quité la rispidez,
Descubrí mi desnudez,
Femenina ingravidez,
Que provocó mi deshielo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Y en desbandada a la calle,
Salí para lucir talle,
Sin dejarme ni un detalle,
Rica como un caramelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Esa fuera mi aventura,
Para paliar mi angostura,
Requerí arrodilladura,
Ante un gracioso chicuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
No fue como imaginaba,
Como siempre, me fallaba,
Me sentí una gallipava,
Por culpa de ese ciruelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Es lo que suele ocurrir,
La fábula de faquir
Se convierte en escurrir
Repetido el manojuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Una vez precipitado,
El respiro acompasado
Aumenta autopropulsado,
Si te toca un jovenzuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Aquello aprendí, compadres,
Recorriendo piamadres,
A que nunca te desmadres
Por imberbe tunantuelo.
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viernes, 26 de febrero de 2010
Versos de la Mujer Barbuda II: De cómo la mujer barbuda cría barba y acaba por dejar la casa paterna en busca de nuevas correrías (parte ii)
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Mis padres se murmuraban,
Sus voces reverberaban,
Siempre ante mí se callaban,
Me examinaban con celo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Viviendo en una tragedia,
¡Madre, la pena me asedia!
Montaba cada comedia…
Envuelta en el desconsuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Mas pronto llegó la calma,
La tranquilidad del alma,
Ninguna noche de empalma,
Ningún día de revuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Todas mis actividades,
Eran encontrar verdades,
Filosofía, deidades,
Configuraban mi anhelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pues yo estuve recluida,
De pensamiento imbuida,
De ideologías curtida,
Regodeándome en mi duelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me sentí como una bestia,
Todo en mí ya era molestia,
Acuñé así la modestia,
Cultivando el cerebelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Era grotesca y greñuda,
Pelambresca y muy cejuda,
Pilosa, berbe y fachuda,
Más feúcha que un orzuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Como toda señorita,
Que adolece de chorlita,
Me quedaba en la camita,
Berreando sin consuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pues la adolescencia es dura,
Yo quería sin premura,
Ir de monja de clausura,
¡Mi futuro casi muelo!
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pero pronto vehemencias
Me urgieron por las querencias,
Me poseyeron demencias,
Por sentir a un pimpolluelo.
Rasurarme era mi anhelo.
Mis padres se murmuraban,
Sus voces reverberaban,
Siempre ante mí se callaban,
Me examinaban con celo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Viviendo en una tragedia,
¡Madre, la pena me asedia!
Montaba cada comedia…
Envuelta en el desconsuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Mas pronto llegó la calma,
La tranquilidad del alma,
Ninguna noche de empalma,
Ningún día de revuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Todas mis actividades,
Eran encontrar verdades,
Filosofía, deidades,
Configuraban mi anhelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pues yo estuve recluida,
De pensamiento imbuida,
De ideologías curtida,
Regodeándome en mi duelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me sentí como una bestia,
Todo en mí ya era molestia,
Acuñé así la modestia,
Cultivando el cerebelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Era grotesca y greñuda,
Pelambresca y muy cejuda,
Pilosa, berbe y fachuda,
Más feúcha que un orzuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Como toda señorita,
Que adolece de chorlita,
Me quedaba en la camita,
Berreando sin consuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pues la adolescencia es dura,
Yo quería sin premura,
Ir de monja de clausura,
¡Mi futuro casi muelo!
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Pero pronto vehemencias
Me urgieron por las querencias,
Me poseyeron demencias,
Por sentir a un pimpolluelo.
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martes, 16 de febrero de 2010
Versos de la Mujer Barbuda II: De cómo la mujer barbuda cría barba y acaba por dejar la casa paterna en busca de nuevas correrías (parte i)
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Aunque nací muy pelona,
Con ataques de acetona,
Se disparara mi hormona,
Cuando aún era un buñuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me brotaron, cual panocha,
Como cerdas de una brocha,
Sin parecer ni una pocha,
Mil vellos a contrapelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Yo triste lloriqueaba,
Como un gorrino chillaba,
Mi madre desesperaba,
De verme ese porcipelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me miraba en el espejo,
Por ver si ese barbiquejo,
Se me iba a volver añejo,
¡Y me corría un repelo!
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Desesperación, angustia,
Mi progenitora mustia,
Mi papá también se enmustia,
Su tristeza clama al cielo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me llevaron a doctores,
La cámara de los lores,
Vamos niña, no me llores,
Me tendían el pañuelo,
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me aquejaban mil dolores,
Me subían los colores,
Me fluían los humores,
Y eran causa de desvelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Los médicos no supieron,
Contar aquello que vieron,
Cien errores cometieron,
Tirando del escalpelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Finalmente me dejaron,
Es que ni me depilaron,
La barbilla me taparon,
Para siempre con un velo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me sentí defenestrada,
Al dolor precipitada,
A la soledad entregada,
A no encontrar muchachuelo.
Rasurarme era mi anhelo.
Aunque nací muy pelona,
Con ataques de acetona,
Se disparara mi hormona,
Cuando aún era un buñuelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me brotaron, cual panocha,
Como cerdas de una brocha,
Sin parecer ni una pocha,
Mil vellos a contrapelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Yo triste lloriqueaba,
Como un gorrino chillaba,
Mi madre desesperaba,
De verme ese porcipelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me miraba en el espejo,
Por ver si ese barbiquejo,
Se me iba a volver añejo,
¡Y me corría un repelo!
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Desesperación, angustia,
Mi progenitora mustia,
Mi papá también se enmustia,
Su tristeza clama al cielo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me llevaron a doctores,
La cámara de los lores,
Vamos niña, no me llores,
Me tendían el pañuelo,
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me aquejaban mil dolores,
Me subían los colores,
Me fluían los humores,
Y eran causa de desvelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Los médicos no supieron,
Contar aquello que vieron,
Cien errores cometieron,
Tirando del escalpelo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Finalmente me dejaron,
Es que ni me depilaron,
La barbilla me taparon,
Para siempre con un velo.
Impúber y ya con pelo,
Rasurarme era mi anhelo.
Me sentí defenestrada,
Al dolor precipitada,
A la soledad entregada,
A no encontrar muchachuelo.
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viernes, 5 de febrero de 2010
A María Angustias
Por algo María Angustias te apodamos,
Porque todo te inquieta en demasía,
Y te molesta toda asimetría,
Y nos llenas la testa de reclamos,
Piensas que expresamente te retamos,
Nuestra vida tiñes de agorería,
Con tus correos de pura agonía,
De tus regaños hasta el moño estamos,
Seguro que te educaron las monjas,
Por eso nos saliste tan tiránica,
Tan poco dada siempre a las lisonjas,
Con esa voz pacífica y satánica,
Absorbente como miles de esponjas,
Ofuscada por la basura orgánica.
Porque todo te inquieta en demasía,
Y te molesta toda asimetría,
Y nos llenas la testa de reclamos,
Piensas que expresamente te retamos,
Nuestra vida tiñes de agorería,
Con tus correos de pura agonía,
De tus regaños hasta el moño estamos,
Seguro que te educaron las monjas,
Por eso nos saliste tan tiránica,
Tan poco dada siempre a las lisonjas,
Con esa voz pacífica y satánica,
Absorbente como miles de esponjas,
Ofuscada por la basura orgánica.
martes, 26 de enero de 2010
Muere Sergio Beser, gran estudioso de la literatura decimonónica
Una amiga mía se ha hecho eco de esta triste noticia, que ni siquiera El País se ha dignado a recoger:
http://tiemposdeazucar.blogspot.com/2010/01/el-siglo-pasado-es-el-xix.html?showComment=1264502198890_AIe9_BFHudzYfj9_p2gkvx23giN78aDqyj3LHe_pnwp5iurG8pT4j6ZeEu_tgXL8jeqY-W1glRhpyqaDxrwssNqxdRnhtzWWuElmcbP-eFDBa-MxssMKqTRUG0lw5ZPO_YXzDb6ra7wWU5JVxfPPIQdc78-0Og-7bA9T4Tt6KTFH9AwEvt8-XtoZt434_IRHlaH2sk75eDe3c0cYInWCbjTNNoy3Q-lqIkMgcxLVz-jby--NGbYp7B8#c1998593561908355693
Con su homenaje, hago yo también el mío.
http://tiemposdeazucar.blogspot.com/2010/01/el-siglo-pasado-es-el-xix.html?showComment=1264502198890_AIe9_BFHudzYfj9_p2gkvx23giN78aDqyj3LHe_pnwp5iurG8pT4j6ZeEu_tgXL8jeqY-W1glRhpyqaDxrwssNqxdRnhtzWWuElmcbP-eFDBa-MxssMKqTRUG0lw5ZPO_YXzDb6ra7wWU5JVxfPPIQdc78-0Og-7bA9T4Tt6KTFH9AwEvt8-XtoZt434_IRHlaH2sk75eDe3c0cYInWCbjTNNoy3Q-lqIkMgcxLVz-jby--NGbYp7B8#c1998593561908355693
Con su homenaje, hago yo también el mío.
martes, 19 de enero de 2010
Agradecimientos
Madame Blavatsky quiere agradecer, una vez más, la participación y el interés en la segunda edición del concurso de sonetos. Muchas gracias a todos y os invito a que sigáis viniendo siempre que queráis a mi blog.
Gracias en especial a Xixerone, Cris, Aningunsitio, Tere, Alaín y Cris y Jenny, y gracias a todos los demás también.
Gracias en especial a Xixerone, Cris, Aningunsitio, Tere, Alaín y Cris y Jenny, y gracias a todos los demás también.
lunes, 18 de enero de 2010
EL CONCURSO: A la repugnante sustancia esmégmica
A Luis, por su desvergüenza
¿Por qué estás hoy así de boquisucio?
Si hoy justamente me hice el baño checo,
Que yo de guarrindonga nunca peco,
De ningún modo llevo el pepe sucio,
Ya que siempre te muestras tan lambrucio,
Te solicito que explores mi hueco,
Ven pacá, que te voy a dejar seco,
No se libra tampoco tu prepucio.
Pues como dice el famoso apotegma:
Aquel que siempre la tuviere flácida,
Ha de saber que, si no suelta flegma,
No le saldrá ninguna mujer plácida,
Que consienta en comérsele el esmegma,
Y así se lo dijere con labia ácida.
Sexto y último soneto de la segunda edición del concurso de sonetos blavatskianos, a la palabra propuesta por XIXERONE: "esmegma".
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viernes, 15 de enero de 2010
EL CONCURSO: A la “Chusma que te mueres”
¿Qué es esa infame chusma que te mueres?
La gente que sale a la calle gorda,
Rolliza de comer, tamaña horda,
Obesos, el tragar, sus menesteres.
Sebosos, fétidos como gruyeres,
Incólumes, toda su oreja sorda,
Paseando por la vía ¡sangregorda!
Ostentando los mórbidos placeres.
Gentuza, plebe oronda, populacho,
Los Borjamaris somos la jet-set,
Nosotros, que siempre pillamos cacho,
Y asistimos a muestras de ballet,
Tenemos el deber de mamarracho,
De poner freno a esa avidez gourmet.
Quinto soneto de la segunda edición, al tema propuesto por CRISTINA, con su expresión"chusma que te mueres".
La gente que sale a la calle gorda,
Rolliza de comer, tamaña horda,
Obesos, el tragar, sus menesteres.
Sebosos, fétidos como gruyeres,
Incólumes, toda su oreja sorda,
Paseando por la vía ¡sangregorda!
Ostentando los mórbidos placeres.
Gentuza, plebe oronda, populacho,
Los Borjamaris somos la jet-set,
Nosotros, que siempre pillamos cacho,
Y asistimos a muestras de ballet,
Tenemos el deber de mamarracho,
De poner freno a esa avidez gourmet.
Quinto soneto de la segunda edición, al tema propuesto por CRISTINA, con su expresión"chusma que te mueres".
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jueves, 14 de enero de 2010
EL CONCURSO: A la innoble vejación pornográfica de la irrumación
A Aningunsitio, por su entusiasmo
Malnacido, que con tu vil acción,
Mancillando mi honor de anatomista,
Fascinando sin tregua a mi dentista,
Deformada la boca por succión,
Me enfrentas a tamaña aberración,
Conviértesme en forzosa antagonista,
Precisada mi lengua de un callista,
Bruto consumidor de irrumación.
Desde abajo te veo la papada,
Pegada está a tu pecho, como un chotis,
Mi sumisión es para ti gozada,
Profanador masón de mi epiglotis,
Esta violenta forma de mamada,
Me veja por igual mi alma y mi glotis.
Cuarto soneto de la segunda edición, al tema propuesto por ANINGUNSITIO, con su palabra: "irrumación".
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miércoles, 13 de enero de 2010
EL CONCURSO: A los pestiños
A Tere, por su influencia
Es el arte de fabricar pestiños,
Una ilustre tarea de peritos,
Celestial mezcla de ingredientes fritos,
Que gustan a los grandes y a los niños,
Amasados por la abuela, de aliños
Se han convertido en ricos bocaditos,
En deleite de los más exquisitos,
Pues levantan pasiones y cariños.
Si preguntas por su elaboración,
Te dirán: vino, aceite y azuquita;
Semillas de matalahúga son
Las que le otorgan la esencia bendita,
Mas es la clave la combinación:
De harina solamente la que “armita”.
Tercer soneto de la segunda edición, al tema propuesto por TERE, con su tema: "la que armita".
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lunes, 11 de enero de 2010
SONETO EXTRAORDINARIO VENDÉTICO: Te voy a enseñar cómo se hace, Miguel Barcala
Gaznápiro y memo muy superior,
Así reclamas con tu ronca voz,
Hazte allá, no se me escape una coz,
Dada con tierno cariño y primor,
Infame flemón Acaudillador,
Tarúpido anodino portavoz,
Mentecato y botarate feroz,
Furúnculo feo, difamador.
¿Cómo te atreves a ser un Miguel?
¿Con qué nos has salido, papanatas?
No existe, para boca de asno, miel,
La hidra te exige la fe de erratas,
Te quedarás por siempre en el dintel,
Con un rojo cabrón, pelando ratas.
Así reclamas con tu ronca voz,
Hazte allá, no se me escape una coz,
Dada con tierno cariño y primor,
Infame flemón Acaudillador,
Tarúpido anodino portavoz,
Mentecato y botarate feroz,
Furúnculo feo, difamador.
¿Cómo te atreves a ser un Miguel?
¿Con qué nos has salido, papanatas?
No existe, para boca de asno, miel,
La hidra te exige la fe de erratas,
Te quedarás por siempre en el dintel,
Con un rojo cabrón, pelando ratas.
EL CONCURSO: El yogur de mi yaya
A Cris y Alaín, por su "familiaridad"
La pregunta “Niño, ¿quiere’ un yogú?”
La más oída es de mi tierna infancia,
Que pronunciaba siempre en abundancia,
Mi abuela como un mágico gurú.
Sin haber terminado aún el vermú;
Y en cualquier variopinta circunstancia,
Me asombraba francamente su constancia,
No existiendo para ella tabú;
Su oferta formulaba con presteza,
Sin que se interpusiera contraoferta:
Sabía que el melón me da pereza.
Controlando mi ritmo, siempre alerta,
Blandiendo el lácteo ante mi cabeza
Metiendo cuchara en mi boca abierta.
Segundo soneto de la segunda edición, al tema propuesto por ALAÍN Y CRIS, con su tema: "Niño, ¿quiere' un yogú?".
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viernes, 8 de enero de 2010
EL CONCURSO: A los ñoños
A Jenny, por su juicio
Crispantes son los personajes ñoños,
Que consumen a solteros de rabia,
Con simplona y desaborida labia,
Salvaguardando honor y matrimoños,
¡Qué carajo! ¡Repámpanos! ¡Qué coños!
¿Por qué te crees que tu palabra es sabia?
Si tu ñoñez me da pereza ¡ignavia!
Pasmados, no pensáis más que en retoños.
Como muñecajos de cuchufleta,
Olisqueando a perfumes de rosas,
Silbando tonadilla analfabeta,
Corroyendo almendras garrapiñosas,
Me demostráis el fondo de alcahueta,
De vuestra ñoñería de achacosas.
Que consumen a solteros de rabia,
Con simplona y desaborida labia,
Salvaguardando honor y matrimoños,
¡Qué carajo! ¡Repámpanos! ¡Qué coños!
¿Por qué te crees que tu palabra es sabia?
Si tu ñoñez me da pereza ¡ignavia!
Pasmados, no pensáis más que en retoños.
Como muñecajos de cuchufleta,
Olisqueando a perfumes de rosas,
Silbando tonadilla analfabeta,
Corroyendo almendras garrapiñosas,
Me demostráis el fondo de alcahueta,
De vuestra ñoñería de achacosas.
Pimer soneto de la segunda edición, al tema propuesto por JENNY, con su tema: "los ñoños".
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II EDICIÓN DEL CONCURSO DE SONETOS
Madame Blavatsky ha decidido que, una vez más, premiará a todos sus participantes con un soneto. Ante el derroche de imaginación, ingenio y buen humor que muestran los concursantes con sus propuestas, no puede por menos que continuar aprovechando sus ideas genialérrimas y premiando su inventiva.
De este modo, hoy comenzará el desfile de sonetos, comenzando de final a principio.
Muchas gracias a todos por vuestro entusiasmo.
De este modo, hoy comenzará el desfile de sonetos, comenzando de final a principio.
Muchas gracias a todos por vuestro entusiasmo.
martes, 5 de enero de 2010
Feliz Año Nuevo 2010
Espero que todos hayáis entrado en el año con buen pie y que podamos seguir colaborando juntos en el concurso de sonetos.
El plazo para la propuesta de temas queda clausurado. Todos los temas me han encantado, y en breve tomaré una decisión al respecto.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.
El plazo para la propuesta de temas queda clausurado. Todos los temas me han encantado, y en breve tomaré una decisión al respecto.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.
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