La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Las ropas arzobispales,
Se quitaban muy puntuales,
Con aspavientos joviales,
Sin miedo a la guillotina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y no era cosa de magia,
Ni tampoco antropofagia:
Cortaba su verborragia,
Con mi destreza ladina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Que yo estaba cultivada,
Para nada era apocada,
Leída, culta, letrada,
Me enojaba la pamplina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Por eso grandes poetas,
Se morían por mis tetas,
A todas las alcahuetas,
Perseguían por mi ruina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Sobornaban con monedas,
Para cruzar mis barredas,
Saltando entre las mohedas
A la vieja sibilina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pobres del amor ardiente,
De lujuria penitente,
Los poetas son la gente
Que más veces traga quina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Pues son piratas ilusos,
Creen robarte los usos,
Más tú los pillas, obtusos,
Con pericia alejandrina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Si les derribas el verso,
Con un combate perverso,
Te entregarán su universo,
Si tiras la bambalina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Yo, buena interlocutora,
Y tenaz abogadora,
Muy poco censuradora,
Con mi verdad cristalina.
La pátina femenina,
La matriz adamantina.
Y los conquistaba presto,
Los ponía bajo arresto,
Me respondían aquesto:
“Tú sí que no eres cretina”.
2 comentarios:
Sí señora!!! como siempre, me gusta mucho! Me gusta la descripción que haces de los poetas, sin ser tu nada de éso! :P
Buen guiño a la métrica alejandrina! :)
gracias por tu análisis, Laieta!
sí, uno de los pocos mensjaes más profundos de este poema es ese...
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