domingo, 30 de enero de 2011

El hambre de la patata

En mi piel crecen verrugas purulentas
Y pústulas de un negro efervescente,
Y crecen hongos blancos pestilentes
Y estoy cubierta toda de bacteria.

El líquen de mi piel se deteriora,
El alga de mi axila se cuartea,
Húmeda en oquedades,
(Champiñones)
Y bullen en mis ingles los miasmas
De aquel virus fatídico que un día
Se me metió en la carne, tan corrupto.

He podido estar podrida y desgajada
He podido fermentar de madrugada
Y no te hubieses dado cuenta, inmundo,
Que mis membranas nauseabundas se consumen
En aglomeración de codos y rodillas,
Que se coagula el ronco de mi pecho
En un ir y venir de recovecos,
Pastosos de mollejas y de ensalmos,
Porque estoy hechizada de bacilos.

El hambre, la hambruna de la patata,
Patata de tumores y de bultos.
Aquí ha habido que escapar por nuestra cuenta,
Huyendo del deforme contubernio.

El hambre, la hambruna de la patata
Me cogió desprevenida y son
Metamorfosis que dormían en mi organismo
Las que se desarrollan y permutan,
Las que mutan pantorrillas en entrañas,
Las que transmutan dedos en salchichas,
Las que mis hombros truecan en carcasas,
Las que hacen de mi lengua una chuleta.

El hambre de la patata,
Que convirtió mis labios en rizoma,
Que transformó mi cuerpo en una res,
Distribuyó en mis miembros los humores,
Las llagas, las viruelas y las costras,
La fúngica llamada de la tierra,
La desintegración de las ternillas,
Y soy una epidermis tan colgante,
Y soy un gran muñón desfigurado,
Infecto de dolencia y hecho un herpes.

El hambre de la patata,
Desmedido,
Nos obligó a roer en los rincones
Todo lo que ha quedado para el pasto
De verdilentos y espesos gusanos.

El hambre de la patata,
Me ha llenado de lupus los pulmones,
Tuberculosa en tanto que amarilla,
Me ha dejado un esputo en la barriga,
Es real, y se ha vuelto leonada
La poca dermis que quedaba en mis resquicios.

lunes, 24 de enero de 2011

El Humus VI

He creído encontrar el humus negro
Y caliente
Con el que se reviste tu esqueleto,
Porque es de tan adentro que te emana.

Es un cigarro que me sabe a perro muerto,
Mojado,
Es un odre que quema
Ignífugo,
Tu humus que escalda a los gatos por dentro,
Con agua fría.

He creído encontrar el humus negro
Que te brota desde adentro, escarlatino,
Que me ahúma por de dentro, bermejoso,
Ese humus de tu lumbre en escabeche,
Ese humus,
Tan recio y extremado, tan de empaque,
Que se siente y se nota en el estaño de tus ojos.

No puedes esconder el humus marchito,
Marchito de buscar un montón meritorio
Donde extender estiércol y bregar por el grano,
Donde una redención de cosecha infinita
Ha de surcar la tierra en tu yunta perenne
Y ha de hallar los maíces de tu hacienda selecta,
Y ha de reproducir sempiternas panochas
Para este maizal que me buscas inside.

Que para qué te quiero
Tan lleno de humus pestilente.
Pues no lo sé, que me aspen si lo sé.

Mortificada, insalubre
Yo me encuentro aquí en mi lecho,
Y ni todo el melodrama de novela,
Ni el decimononismo de mi alma
Puede curarme de este Humus
Con que me infectaste, infecto.

lunes, 17 de enero de 2011

Sí amo, pero humo I

Si nadie me ha enseñado a ensartarte los ojos,
esos ojos redondos de niña sorprendida,
con la gélida aguja de husos de ruecas viejas,
a lavarte la cara esculpida en cartón piedra,
tan sembrada de luces y de polvo y de cisco,
o a retener tus manos que me buscan sin tino,
o a contar con los dedos tus vestidos de escamas,
o a escucharte de nuevo por comprender tu lengua,
o a correrme soñando que te tengo enlazada,
o a notar tus rodillas de agua cristalizada
cuando dan contra el suelo y el techo del infierno,
cuando esgrimes de noche tu tripa desgajá,
y violentas la calma de mi ensimismamiento,
de mi ombliguismo opiáceo
que te trae de cabeza,
porque no te das cuenta de que yo me doy cuenta
y que estoy aprendiendo a curar tus locuras,
y a cómo acariciarte los muñones de hiedra
por los que alguna savia o veneno de oruga
ha extendido entre el hierro de tu sangre lechosa
una ristra de arena que entorpece tu herida
un reguero de sal que te escuece en la llaga,
una red de burbujas que anega tus venas
un sopor de dolor en que sumes tus codos,
un sartal de sardinas muriendo en la playa. Yo no tengo la culpa. Niña.

Y son esos muñones los que llevan por dentro
todo lo que no dejas florecer como muelas,
deja romper la carne,
y resquebrajarse,
deja que reconozca la polenta en tu bazo,
deja que se macere el maíz en tu vientre
o el grano de este embrujo que te tengo extendido
como una enredadera de azúcar diverso,
porque soy lo que soy: un demonio perverso.

martes, 11 de enero de 2011

No amas II

He explorado los rincones del lenguaje
En busca de las formas y engranaje
Por maldecir tus huesos, tu calaña,
Por artimaña vieja, olvidadiza.

Tú has husmeado en las aldabas de mi alcoba,
Tú has invadido las murallas y las puertas,
Te has decantado por sitiarme hasta en mi casa,
Me has asestado a palo seco de alimaña
Con los puñales de alguna reyerta,
Con la columna vertebral de algún rey muerto,
Muerto que había desertado para siempre,
Y que juró que nunca volvería
(Unas cuantas machetadas).

De todas estas cosas que me has hecho
Ni un solo verso te ha bastado para honrarme,
Ni un mandamiento me has cumplido
Sin ahogarte,
Y en este muladar te has aterido inquebrantable.

Indisoluble me has rajado las entrañas,
He sido víctima
En mi propio matadero,
Mafioso pandillero y delincuente,
Putero sabandíjico de tierra,
Tripero encadenado a los despojos
Inmundo de impudicia y de cinismo.

¿Por qué de la carroña de mis labios
Extraes la mordedura como esbirro?
¿Porque eres un secuaz de satanases?
¿Porque eres un adepto del demonio?
¿Porque eres un adicto a las mortajas?

¿Por qué la necrofilia automatizas?
¿Es que estoy muerta?
¿Me lobotomizas?
Como inmolarse es divertido en estos días,
¿Será que tejerás tú mis sudarios?

sábado, 8 de enero de 2011

No amas

Sentirse miserable y desmedida
No es una torcedura del destino.
Cantarme las canciones de una vida
Es poco en el sigilo de tus dedos,
Es como un hábil truco de tus sesos
Es un inblando y fútil desvarío,
Es como claustrofobia almidonada
Es una tontería almibarada.

Lo que está haciendo este desuello en mis costales
Es cargar con tu anfibia sombra oscura,
Es una sucesión de humos de tierra,
Un amasijo de riñones
En los que nunca me perfilo hermosa.

No me perfilo más que como un monstruo,
Acecho en los rincones de la imagen
Etérea que tienes de damiselas,
Me veo con tus ojos,
Me pregunto
Qué clase es de pupila, iris velado,
Que me mira en la tormenta indiferente,
Que me ve como a un saco de patatas.

Un costalero redundante y flojo,
Hombre de paja,
Con demasiado juicio.
(Brains like yours).
Un salmo triste a paso agigantado.

Y todo he confiado a tu mirada,
Y he desnudado partes sin elipsis,
Y he cruzado los caminos de mi almohada,
Y he pensado en ti tan mema y aguerrida.

jueves, 6 de enero de 2011

El Humus V

El sudor de tus recodos
Es metálico y salado,
Imagino.

Los brotes de tu garganta
Son durísimos y viejos,
Me espanta en la madrugada
La piel cetrina que oscurece tus mejillas,
Los macilentos párpados que se mueren de sueño,
La arritmia que me dejas en el pecho,
Hombre de maíz.

Me invades, me penetras, me acometes
Con tus macabras sordas afonías,
Sardónica tu risa y tu quijada,
Maleando la bondad que hay en mis ojos,
La curva cuenca ardiente de mis ojos,
Tan cándida y tan limpia mi mirada,
Insomne y embebida en tu disturbio.

La ronca cuenca sorda en mi faringe,
Las notas asinfónicas que canto,
Canto tan apagadito
De mi rescoldo inaudito,
Que no se oye en esta noche
Tan inundada de acentos.

Y el humus de tus ojos no se marcha,
El humus de tu piel me empalidece,
El humus de tu boca corrompido,
El humus de tus labios emponzoña,
El humus de tus hoyos putrefacto,
El humus de tu cuerpo descompuesto.
El humus como un dios desintegrado,
Como un antiguo resto, vieja gloria.
Un ídolo de piedra un poco absurdo,
Arcaica la obsesión de aquellos cultos,
Un humus resarcido de tropiezos.

Pero no existe, no,
Tal perfección de humus,
Tal sinemácula de esencias,
Tal tumulto del estómago envolvente,
Como llamas al dolor tan de repente.
Te atreves a ponerle nombre a mi dolencia,
Te crees que sabes todo, hombre de grano,
Teatralizas la ternura de mis ojos,
Y escarchas las pestañas de mis ojos,
Salpicas con humores mi pellejo,
Rocías con migajas mi pellejo,
Esparces las cenizas de mis ojos
Congelas las esquirlas de mis ojos.
Con el humus que te brota de mazorcas.

martes, 4 de enero de 2011

Esquinzadas: Nothing but the blood

La sangre de El Bardo de Avon.
Trilogía de sonetos ingleses y pedantes
deconstruidos y encadenados


A Rey Lear
Inicua, Cordelia, sin sangre, muerte
Tal como virginidad de feriante,
Welfare: hoy no abogara por tu suerte
Ileso ni el soplón angloparlante.

A Romeo y Julieta
Llana, con un beso muere Julieta,
Lo suyo son fluidos venenosos,
¡Hola!, trepa que me meo, mi esteta,
Al infierno nos vamos tan airosos.

A Tito Andrónico
Válgame aquesta tragedia lamentable
En que Tito Andrónico despedaza,
Beligerantemente y poco afable,
Lincha, destaja y fragmenta carnaza.

A Hamlet
¡Oh, ponzoñosa espada del danés!
¡Oh, cruel destino!, lorza en canapés,
Dinamarca se rinde toda al verte
Tormento final sin antioxidante…

A Macbeth
Híspidas brujas de sonrisa inerte,
Estás como un hervido bogavante:
Ya te han cercenado aprisa la jeta,
Salmorejo de tus miembros sabrosos,

A Coriolano
A hierro muere también cual brocheta,
¡Yerba mala!, le matan agraviosos,
Buen Coriolano pinchado en un sable,
Lo desmenuzan como si fuera una hogaza.

A Otelo
Otelo viene ahora, disculpable,
O al menos achacable a otra lenguaza,
Desdémona le gira del revés:
Wahabí que apuñala por estrés.

A Julio César
Ilícito asesino que deserte,
Le dice Julio César, cabildante,
¿Lo que me das es, Bruto Animal, muerte?
Horror, ¿tu quoque, alma de elefante?

A Antonio y Cleopatra
Antonio tenía fácil la bragueta,
¡Voto a Dios! ¡Qué amantes ambiciosos!
Es del César lo que quieres, la teta,
Babor, estribor, áspid, agoniosos.

A William Shakespeare
Lo que nos quiso enseñar, venerable,
O a lo que no supo poner coraza:
¿Os habéis lavado ¡blasfemable!
Donosos, en la sangre de melaza?

William, cordero del Eclesiastés,
Sardónico escritor de paripés.

lunes, 3 de enero de 2011

Esquinzadas: Mester de Tortillería – Tortilla Española

Con gran plétora de aceite de oliva dorada,
Fríase la papa, pulcramente y bien pelada,
Añádase cebolla, sin llanto desgajada,
Remuévase con tino, espumadera alzada,

Agárrense los huevos, sin que haya quebrantada,
Bátanseles sin duelo, en viscosa colada,
Incorpóresele tuberculosa tostada,
Y mézclese la masa, con tesón combinada.

¡Primeramente habráse con sal sazonada!
Los óvulos contado con precisión puntuada,
Calculada la proporción de la congregada,
Bien catado con cuchara y la boca apretada.

Póngase oro líquido, en la cantidad contada,
En sartén caliente, ojinegra y baldeada,
Arrójese caterva, como alud de nevada,
Aplástese despacio, moldeando la fritada,

Y cuézase muy lento, fuego de enamorada,
Avezado de vueltas, dele ídem sonada,
Y al regirar la torta, de costra torrada,
Déjese que se cuaje a la lumbre sosegada.