martes, 27 de abril de 2010

Amor efable, inconfesable 3

Este poema es la tercera parte del poema que presenté para el tema de Lo Inefable, en Esquince (aquí) , y en mi propio blog (segunda parte). Espero que os guste.


Si observaras lo abatible,
De mi cólera terrible
De mi furia irreprimible,
Mi corazón afligible,
Mi hálito irremisible,
Mi cabellera intangible,
De mi vientre inamovible
De mi humor intransfusible,
Si observaras lo vencible.

Ni mi dolor invisible,
De mi cabeza inteñible,
De mi oreja insumergible,
Mi cutis indefinible,
Mi lamida impredecible,
Mi caninez irrompible,
De mi talento inservible,
De mi lenguaje ilegible,
Ni tu esencia corrosible.

No has reparado en lo horrible,
De mi congoja vertible,
De mi angustia irreversible,
Mi contorno reseguible
Mi sujeto irrebatible
Mi predicado imposible,
De mi tristeza risible,
De mi tez fotosensible,
No has reparado en lo hundible.

Y es que no te has ni enterado,
De que cada clareada,
De que toda despuntada,
Te estrecho el cerco imbatible,
Te transformo en invendible,
Te trago lo putrescible,
De que toda acorazada,
De que cada acordonada,
Te recuerda lo ultimado.

Ni de que eres traducible,
Ni de que eres digestible,
Ni de que eres persuasible,
Ni que eres incombustible,
Ni que eres incombatible,
Ni que eres indestructible,
Ni de que eres componible,
Ni de que eres comprimible,
Ni de que eres esgrimible,
Ni de que me noto hendible.

No me comprendes del todo,
Si no me entrego escindible.

martes, 20 de abril de 2010

Amor efable, inconfesable 2

Este poema es la segunda parte del poema que presenté para el tema de Lo Inefable, en Esquince (aquí), espero que os guste.


Si supieras lo aberrante,
De mi desalmado aguante,
De mi voz altisonante,
Mi alegría delirante,
Mi carácter alternante,
Mi pellejo deslumbrante
De mi expresión vacilante,
De mi medusa urticante,
Si supieras lo turbante.

Ni mi vaho trepidante,
De mi regazo ultrajante,
De mi aliento transhumante,
Mi vilipendia triunfante
Mi maldad predominante,
Mi crueldad pivotante,
De mi dicción petulante,
De mi palabra oscilante,
Ni tu jadeo inquietante.

No has notado lo incitante,
De mi pulpa palpitante,
De mi médula humeante
Mi víscera horripilante,
Mi diafragma hilarante
Mi cadera helenizante
De mi órgano gestante,
De mi grupa galopante,
No has notado lo fragante.

Y no te has ni percatado,
De que cada amanecida,
De que toda anochecida,
Te sitio el muro epatante,
Te transmuto en emigrante
Te bebo lo emulsionante,
De que toda acontecida,
De que cada acometida,
Te acerca a tu antepasado.

Ni de que eres enervante
Ni de que eres embargante,
Ni de que eres fulminante,
Ni que eres desoxidante,
Ni que eres deshidratante.
Ni que eres cuadrupedante,
Ni de que eres culminante,
Ni de que eres irritante,
Ni de que eres confortante
Ni de que me siento errante.

No me sabes de bien cierto,
Si no pules mi diamante.

viernes, 16 de abril de 2010

El soneto de Jack el Destripador, versión remasterizada

De nuevo, gracias a la colaboración de mi amigo Arnau Pastor, hoy el soneto de Jack el Destripador también está ilustrado. He de decir que es el primer soneto que me ilustró, pero lo he publicado más tarde.



Si recordáis, el soneto decía así:


Charcutero, matador y perverso,
Que induces a las mozas a modorra,
Persigues solamente a la más zorra,
Abriéndole en canal su cuello terso,

Desde el infierno escribes, tan adverso,
Te buscas, con Scotland Yard, camorra,
Tornando todo órgano en chistorra,
Cuajando sangre del corte transverso.

Dices que preferías ir por partes,
De parte a parte, sí, como el espejo,
Rajas a damas con tus malas artes,

¡Vaya una zafia forma de cortejo!
¿Así buscas esposa para un martes?
Pues, carnicero, no te lo aconsejo.

La ilustración "hace" así:




martes, 13 de abril de 2010

Versos de la Mujer Barbuda IV: De cómo la mujer barbuda se une al circo que por allí pasaba (parte iv)

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

La acróbata despechada,
Me empezó a odiar encegada,
Aunque no supiera nada
La menda del incidente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Pues yo estaba encaprichada,
De mi hombretón porfiada,
Y esa malaventurada,
Me parecía insolente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Un día en mi gabinete,
Colocándome un arete,
Aquí y allá un brazalete,
Entró la puta insurgente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Se me agarró del pelacho,
La acompañaba un gabacho,
Me arrancaron el mostacho
Con risa malevolente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Me dejaron humillada,
A la fuerza doblegada,
De hinojos, rodilla hincada,
Los dos, hideputamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Herida, me dio un vahído,
Nadie oyera mi gemido,
Cuando me vio mi garrido,
Me encontraba malviviente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

León juró su venganza,
Prometió rajar la panza,
Llevar a cabo matanza
Del fornido, firmemente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Se batieron en combate,
Y aquel, mi amado gaznate,
Vertiera rojo tomate,
Alcanzado mortalmente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Fui entonces sojuzgada,
A la muerte condenada,
Fui por todos vulnerada,
Fui vejada nuevamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

De noche, entre las hogueras,
Entre dormidas agüeras,
Saltándome las barreras,
Escapé oportunamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

lunes, 12 de abril de 2010

Versos de la Mujer Barbuda IV: De cómo la mujer barbuda se une al circo que por allí pasaba (parte iii)

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Yo me encontraba en la gloria,
Con tamaña ansia amatoria,
Con la tranca inflamatoria
Del domador asistente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Y con pocos atavíos,
En medio de desvaríos,
Me declarara amoríos,
Tan exacerbadamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Entre todo el griterío,
Me levantara, cabrío,
Y por la piedra, con brío,
Me pasara diariamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Y me llevara en volandas,
Bajo flores de lavandas,
Me prometiera parrandas,
Muy acaloradamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Y nos hicimos amantes,
Juntándonos con bacantes,
Siendo estas las causantes,
Del fervor inabstinente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Pero muy pronto la envidia,
Dibujó alguna perfidia,
En alguna moza nidia,
Que acechaba ferozmente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

León no se percataba,
De que Eleuteria la Brava,
Por sus amores penaba
Y a mí me miraba hiriente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Pues esa niña Eleuteria,
Venida de la miseria,
Huyendo de la difteria,
Llegó un día humildemente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Por lo visto el domador,
La acogiera seductor,
Y entre sus brazos, amor,
Juró improvisadamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Y al acabarse el pastel,
De la carne de burdel
De esa tunanta tan cruel,
Desertara inapetente.

martes, 6 de abril de 2010

Versos de la Mujer Barbuda IV: De cómo la mujer barbuda se une al circo que por allí pasaba (parte ii)

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Así a la vida ambulante
Me acostumbrara acuciante,
Y todo el día anhelante
Celaba secretamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Pues no os he dicho verdad,
Porque mi animalidad,
Me quitaba dignidad,
Y así no era concurrente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Yo vivía escarmentada,
Con vergüenza y escaldada,
De semejantes aislada,
Para siempre penitente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Y así un buen día de abril,
Como siempre, de aguas mil,
Cual tópico refranil,
Me dio por el aguardiente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

No caminaba derecha,
Pues la bruma y la despecha
Me llenaban la “cabecha”
Y me nublaban la mente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Allí estaba yo borracha,
Y con la mirada gacha,
Con una horrendosa facha
Con un posado doliente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Hasta que vino León
El domador de León,
Con su cría de león,
Con actitud confidente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Y me arrebató la copa,
Y allí me arrancó la ropa
Me desempolvó la mopa,
Muy bravucónicamente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Ni a suspirar me dio tiempo,
Con arrebatado tempo,
Y me pillara a destiempo,
Su mandíbula batiente.

Camina grandilocuente,
Circo de insólita gente.

Pues al abrirme los labios,
Olvidara mis agravios,
Con lametones resabios
Me lo comió vehemente.