martes, 24 de julio de 2007

Entremeses y entreactos en la Rambla

¡Pardiez!- me dije- ¿es que en un entremés de Lope de Rueda estoy? ¿me engañan mis oídos o en el siglo XVI he amanecido? Nada, sólo eran berridos en la calle. En esa calle tan concurrida de mala gente, villanos, putas, malandrines, camellos, bribones, trileros, truhanes, cabrones, golfos, yonquis, bandidos, atracadores, malhechores ¡Cuánta bellaquería en esa calle sola!
En esa calle las meretrices les chillan a los camellos a las 5 de la madrugada. No se puede pegar ojo, vamos. En esa calle, de redadas, de batidas, de duelos y de justas, amanezco cada mañana, desvelada por el bullicio.



En una calle de la Rambla, 4.45 a. m., Barcelona.

Meretriz: ¡Hijo de puta!¡Moro mierda!
Camello: ¡Calla sorra! Que te calles, so mamona…
Meretriz: Tú eres un embustero, más cabrón que naide, tú te vas a la mierda, ¡so moraco!
Camello: Pero tú mujer mala, tú mujer sorra, ¡pedaso puta!
Meretriz: ¡Cállate que me estás tocando los cojones! ¡Te voy a meter una hostia!
Camello: Tú muy mala, tú llamar mí, drojas, ahora no sé…
Meretriz: ¡Pero que te calles que no te se entiende!

En fin, Serafín, para que veáis por dónde iba la conversación, si así puede llamársele. No tan distinta resulta, tras breves pesquisas literarias por mi parte, de este fragmento de diálogo entre el tipo del negro y el del señor en la excelentísima

COMEDIA LLAMADA ROSABELLA
de Martín de Santander (1550)
Fragmento de la Jornada I

ANTÓN: ¡A, xinor!
JASMINIO: ¿Dó vienes, perro traydor?
ANTÓN: Debaso mandir amuaja.
JASMINIO: Habla claro, malhechor.
ANTÓN: Re cabayo.
JASMINIO: ¡Qué dolor!
¿No hablas, costal de paja?
ANTÓN: Almuassado
Atón, xiñó, no ogado
cabayo turo rimpar.
JASMINIO: Pues dime, perro malvado,
[…]
¡O, Mahoma,
puto moro, carcoma!
Passa aquí, vellaco, perro.
ANTÓN: ¡Dora diabo que ra toma!
JASMINIO: Notad qué gesto que assoma;
yo te cargaré de hierro.
Dexa a mí;
¿no quieres passar aquí,
malino, pelo de frisa?
ANTÓN: Su mecé yamar a mí
Francisco, nunca decí
monicongro y amarpisa.
JASMINIO: No t'entiendo;
todo te lo estás comiendo.
¿Qué parlas allá entre dientes?
Estoyme yo deshaziendo,
tú, perro, más encendiendo
mis passiones y accidentes
.
¡Qué trabajo!
Ve d'ay cara d'espentajo,
tira allá essa trapaceta;
ve en un punto, escaravajo,
y en la rima de más baxo
hallarás la escobeta.
Limpiarme has
estos pelos por detrás
que están en este capuz.
¿Vienes? De hecho lo has.
ANTÓN: Ra veniro. Ayaro as
bona xer para tacuz.
Ora ve
rimpar nego a su mecé
caça, su bona pícara,
fatasía su gugunde.
JASMINIO: ¡Por Dios, asno, que te dé!
¿Hasme de fregar la cara?
Albardado
no estoy. Soy a determinado
quebrarte la tripa a coces.
¡O, traydor, perro malvado,
qu'el sentido me has quebrado
a poder de darte bozes!
Ve, enemigo,
malpesar quede contigo.

Ay, la ciudad.

viernes, 20 de julio de 2007

Ocurrió cerca de tu casa...

Esta noche he dormido plácidamente. Sí, me he despertado a eso de las cuatro y pico de la mañana, pero de todas formas me despierto casi todas las noches en algún momento del sueño, porque se me cae uno de los tapones del oído, porque me entran ganas de mear o porque me entra sed, más o menos en ese orden de frecuencia. Esta madrugada había oído voces, pero, oye, como cada noche. Nada nuevo bajo el sol. Pero, por lo visto, hoy sí, hoy ha habido tangana, y los pisers sin enterarse. Que se tiene que enterar una en el trabajo.

"20/7/2007 13:26 h OPERACIÓN EN CIUTAT VELLA

Detenidas 40 personas en una redada contra la prostitución en Barcelona
• La mayoría de las mujeres identificadas tienen nacionalidad nigeriana, y los hombres, gambiana
AGENCIASBARCELONA

La policía ha detenido esta pasada madrugada a 40 personas en una redada contra la prostitución y la inmigración ilegal en la Rambla de Barcelona. Todos los detenidos son de origen extranjero: 30 cuentan con documentación en regla y los otros 10 tienen abiertos expedientes de expulsión.

En la redada, que se ha realizado sobre las 4.30 horas en la Rambla, entre las calles del Carme y Hospital (Ciutat Vella), han sido identificadas un total de 64 personas, de las que 40 no han podido presentar documentación, por lo que han sido detenidas y trasladadas a la comisaría de Via Laietana para su identificación. Ley de extranjería.

De los 40 detenidos, 28 son mujeres --la mayoría nacidas en Nigería-- y 12 hombres --casi todos de nacionalidad gambiana--. En el caso de las mujeres, podrían ser acusadas de incumplir la ordenanza cívica municipal que prohíbe la prostitución en la calle, aunque a las que no llevaban documentación se les podría aplicar la ley de extranjería. Fuentes policiales han informado de que redadas de este tipo se realizan cada uno o dos días en algún punto de la ciudad para detectar irregularidades en la vía pública. "

¿De verdad no se han dado cuenta de que cada noche vemos a los Mossos y a las putas codo con codo y de que para nada hay persecuciones policiales todos los días? ¿Esperan que nos lo creamos? ¿Esperan que nos creamos que luchan por la legalidad de la prostitución?¿Esperan que estemos satisfechos porque limpian las calles de esta nuestra cosmopolita ciudad de la escoria
inmigrante?

Mientras tanto, yo, tan pancha, durmiendo a pierna suelta.

lunes, 16 de julio de 2007

Dibújame un cordero…



Tal y como en su día hiciera el alter ego de Saint-Exúpery en su primer diálogo con el Principito, hace un tiempo dibujé un cordero. No sé si es desde aquel día en mis años mozos del instituto, cuando un profesor más freaky que convencional (que en aquella época aún no estaba de moda lo freak, así que tiene mérito) nos puso una grabación del cuento entero del muchachito del asteroide B612; recitado por la penetrante y patriarcal voz de Adolfo Marsillach; que tengo esta obsesión por los corderos.

“- Dibújame un cordeeeeero…”, con esa suerte de balido pronunciaba el actor la principesca frase. El aviador, hecho polvo, muerto de sed, dibuja una ristra de
corderos impepinables e imposibles, por supuesto, nada que ver con el mío, tan mítico ya en algunos círculos. El cordero. Mi otro yo. La oveja lanuda y sucia que desea ser esquilada. La sangre del cordero.

“Are you washed in the blood of the


Lamb?”

martes, 10 de julio de 2007

Rambla con Liceo


¿Qué ocurre en ese habitáculo por la noche?

¿Acaso hay ululantes fantasmas que se pasean errantes con sus bolas de hierro forjado? ¿hay ladinos ladrones que con sigilo merodean por las habitaciones? ¿o hay acaso ágiles ratoncillos que cuchichean por los rincones de la cocina? ¿hay libidinosos amantes que
chichisbean sin ser
vistos, sin ser oídos, por las alcobas de la casa?
¿hay destellantes luciérnagas, acaso, que iluminen, feéricas, los intrínsecos recovecos de esa morada maldita? ¿hay esperpénticas brujitas en aquelarre discreto en los armarios de los calderos? ¿o hay quizá diminutas pulgas en saltimbánquica comitiva ? ¿o es que hay expediciones de sabios gnomos por la funda del sofá? O me equivoco… ¿tal vez, hay místicas haditas deslizándose entre los botes de los deliciosos afeites de las féminas de la casa? ¿es que hay elfos cantarines que se asoman a las puertas a velar por los sueños de tan ilustres habitantes? ¿hay holoférnicas gorgonas que huyen de los espejos en desazonada agonía? ¿hay leprechauns astutos recogiendo las monedas que sobran del bote común? ¿o tal vez fúnebres banshees aullando por el recibidor? ¡no lo quiera dios! ¿hay incandescentes aves fénix desvaneciéndose en los ceniceros improvisados del balconcillo mientras emiten su último y dulce canto? ¿hay desbocados centauros trotando por el insinuado saloncito del piso? ¿o hay esbeltos unicornios al paso, al paso, al paso por la escalinata del edificio? ¿hay guarrindongos ogros revolcándose en las pestilentes basuras olvidadas en la cocina? ¿o acaso has visto silenciosas gárgolas apostadas en la fachada, vigilantes? O… ¿es que hay dragones titánicos que asoman su churruscado hocico por las ventanas en los cálidos veranos? ¿hay expectantes cancerberos escudriñando cada entrada de la casa con el morro arrugado? ¿y hay ceñudas arpías (1) rapiñeando en la comida que sobra, carroñeras? ¿qué me decís de los sátiros lascivos buscando desafuero en la carne soñolienta de las damas de esta morada? ¿o hay inmensos basiliscos enfilando tubería abajo, tubería arriba, con su mirada pétrea y su gigantismo viscoso? ¿o tal vez hay hidras monstruosas chafardeando el minibar, sin saber qué espíritu, licor o vino es mejor para flambear? ¿o es que hay hermosísimas veelas desparramando su encanto y perversidad por las camas de los habitantes? ¿o lindas y escurridizas sirenas elevando sus notas en la bañera desconchada, tras la cortina de topos? ¿las hay? ¿las habéis visto? ¿hay alguna de todas estas criaturas noctámbulas, humanas o animales, míticas y mágicas, fabulosas y legendarias, fantásticas y mitológicas en el piso de la rambla con liceo, durante la franja vespertina?

Nooooooooooooooooooooooooooooooooo, señores, noooooooooooooooooooooo. Lo único que hay en la residencia de los pisers por la noche son CUQUIS. Repugnantes, asquerosas, inmundas, mugrientas, roñosas, nauseaundas (vagabundas),
innumerables, infinitas, múltiples y horrorosamente puercas, marranas, gorrinas y cochinas CUQUIS.


(1) ¡Vale!, ¡vale! Arpías sí que las hay, ¡maldita sea!

lunes, 9 de julio de 2007

Madame Blavatsky, una urbanita más





Le había dado mi shawarma. Ni siquiera había tenido muchas ganas de comerlo, pero lo había ido a comprar, y una lata de refresco sin gas, poco fría. Cuando sales de un antro lleno de humo eso te da lo mismo. Me había llamado cuando yo ya tenía la llave en la mano. En una retahíla sin fin me contó su vida en verso, y que la gente de esta ciudad es una desaboría y que el agua es pésima, me he quemado con el sol, todo el día en la playa tirado, aunque iba en chándal, y parecía un guiri. Digo ya somos dos. Me vi envuelta en una vida ajena sin comerlo ni beberlo. Era sevillano y me contó que le habían robado la maleta, tres rumanos, a punta de navaja. Que había salido del hotel, que iba para la estación de Sants, que le habían robado la maleta. Que no tenía nada. Creo que había pasado el día por ahí. El shawarma en mi bolso dorado. Las llaves en la mano. Quería saber si le podía bajar agua, porque el agua de esta ciudad es una mierda. Pero yo no tenía agua, subir cinco pisos con 5 o 8 kilos a peso a veces me quita las ganas de vivir. Ese día no tenía agua en casa. Tampoco iba a subir cinco pisos por el sujeto éste de ojos azules que me había parado y que había captado mi atención preguntándome por la Plaza Catalunya. Luego empezó a hablar y no pararía. No había comido en todo el día, no tenía dinero para los billetes, no tenía identidad, no tenía móvil, no tenía nada. Las llaves de una casa que se encontraba muy lejos. Yo, las llaves de una casa que estaba allí mismo. No había comido nada y yo saqué el shawarma que asomaba por mi bolso y se lo tendí. Le daba vergüenza, era raro ponerse a pedir en la calle dinero a la gente, a él le daba vergüenza, en esta ciudad hostil. Se había acercado a una mujer que había huido despavorida al verlo. Pero iba normal, no iba vestido de indigente, eh. Pensé, como yo, lo de huir despavorida. Si no me llego a girar y a ver que era un chico normal. Normal.

Me negó más de tres veces, por vergüenza, no cogía el shawarma, pero yo se lo tendía. Y usted se va a quedar sin comer. Digo no me llames de usted. Y es que en su tierra les dicen de usted, yo sabía lo de ustedes, pero no lo de usted. Porque mi familia es de Cádiz. Yo se lo tendía y al final lo cogió y lo comió con avidez, y bebió la lata. Entonces le iba a dar dinero para una botella de agua, quería que lo acompañara yo, que viera que no me pedía dinero sino agua, que es una gran diferencia. Como los mendigos que un día tienden la mano y ya no la vuelven a recoger. Pero éste tenía dinero, sólo que se lo habían quitado. Había venido a una entrevista de trabajo. No sé si al final me quedaré, porque le pagaban el doble, pero claro, en esta ciudad hostil, en esta ciudad de gente desaboría, de imperio turístico y de agua repugnante. Me dijeron una vez que las depuradoras no filtran bien las compresas y los condones usados que se tiran y que eso hace mermar la fertilidad de los hombres. Desde entonces subo cinco pisos con 8 kilos a peso. Aunque soy una mujer, quiero preservar la especie. Y no sabía si vendría a Barcelona, pero sí que si venía me iba a invitar a comer, a mí, a mi marido, novio o amante. Pero no tengo, le dije, así que si vuelve le saldrá barato. Le iban a pagar el doble si venía, pero quién se viene a una ciudad húmeda y sofocante como ésta, Barcelona es poderosa, Barcelona tiene poder. Entonces fui con él a comprar el agua. Tenía el shawarma medio devorado ya, a esas alturas, y una sed de mil demonios. Volví al paki y compramos agua de la más fresca. Cógete unas galletas para desayunar mañana, cuando estés tirado en la playa achicharrado y escocido sin saber si te puedes ir a casa, pensé. Pero no quiso, porque me lo van a robar en la playa o se me va a caer, como los cuatro euros en monedas que le ofrecí y que tampoco quiso porque no quiere dinero. Quiere volver a casa. Quiere dormir en una cama y ducharse. Pero yo no podía ofrecerle mi casa, ¿podía?, que vivo con más gente y tenemos normas muy estrictas acerca de qué gente llevar a dormir a la chabola de la rambla, normas estrictas, dice. Y no te conozco, veo que eres buena persona pero no te conozco y mis compañeros no sé si… entonces dijo que lo entendía. A todo esto la historia no me cuadraba mucho o no sé si buscaba yo una excusa para no tener cargo de conciencia si no le acogía. Había ido a los mossos, sí, a poner la denuncia, pero no le habían podido ayudar más, no tienen fondo para billetes de gente que se quiere ir a casa sin identidad ni móvil. Son funcionarios. ¿La familia? Bien, gracias. La familia estaba de bodas de plata en Italia. ¿Puede alguien inventar una mentira tan sublime? Bodas de plata, 25 años de amor entre tus padres, (¿sin hermanos, en Sevilla?). Y en Italia. Nada de en Venecia, en Florencia o en Verona. En Italia. En esa amplia extensión que es todo un país. Todo le debía parecer tan grande entonces a Ángel, dos besos, que entonces el viaje era a toda Italia, como estaba perdido en el mundo.

Dicen los que me conocen y me consuelan que nunca olvidará eso, un shawarma caliente, un agua fresca y un adiós frío, dos besos. Como si te presentan a alguien en esa discoteca alienante de la que vienes, con gafas de sol de noche. Pero tal vez nunca lo olvide, porque lo dejé tirado y me fui a mi camita. Aunque dijo que me había portado. Dijo que se iba a ir para la plaza, él no sabía que toda la rambla es rambla y no es plaza. Los que me conocen y me quieren dicen que ya hice bastante, los que le conocen y quieren a Ángel no estaban allí, no sé lo que dirán. Pero allí no estaban, ¿los viste? Siempre, para los que te quieren, haces bastante, pero para los que no te conocen pero te piden ayuda, en cualquier ciudad hostil, sombría y alta del mundo, ¿haces bastante? ¿En qué se ha convertido la ciudad? ¿En qué nos hemos convertido los urbanitas?

Luego no podía dormir, por eso y porque en mi casa hay
bichos. Insectos urbanitas.