Que a veces, que por la noche,
Viene un silencio de herrumbre,
Que ya me empapa el abdomen
De savia y caldo de lumbre,
Viene a ponerme en adobe,
A mojarme en salsedumbre,
A ese silencio, que torne,
Mi inquietud en mansedumbre
Le pido, que no me arroje
A las aguas de salumbre,
Que la herida me carcome,
Aguijón y reciedumbre,
Le digo que no me azote,
Que no me aplique fustumbre,
Pues pensar en tu garrote
Vil, me deja en soledumbre,
Y entonces ni mil convoyes,
Pueden hacer que vislumbre,
Ni que me muestre concorde,
Ni que abrace dulcedumbre,
Pensando en tus dos crisoles,
Ni que me dé pesadumbre
De estar sola y en desorden,
Ni que pierda la costumbre
De hacerme apaños discordes,
Siempre con la incertidumbre
De que me hayas de comer,
Pues tu cauta descostumbre,
Pues tu mentecancia enorme
No dejan que te deslumbre,
Que te descubra el escote,
Que me entregue a la quejumbre,
Y vivo con los faldones
Bañados en la cazumbre
Que me mana por fluxiones,
De pensar en muchedumbre,
En tu vigor de bisonte,
Pues pronto la podredumbre,
Desperdiciado y tan joven,
Te alcanzará en un relumbre.
Deja que me desherrumbre.
"No hay religión más elevada que la verdad", Helena Petrovna Blavatsky dixit.
viernes, 28 de mayo de 2010
Garrote vil
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lunes, 17 de mayo de 2010
Amor efable, inconfesable 4
No sabes de lo insurgente,
De mi falda adoleciente,
De mi nimbo arborescente,
Mi tranquilidad aparente,
Mi epidermis adherente,
Mi vocablo balbuciente,
De mi soledad consciente,
De mi dedo convergente,
No sabes de lo carente.
Ni mi alma concupiscente,
De mi olfato delincuente,
De mi baba corroyente,
Mi cerebelo demente,
Mi tubérculo evidente,
Mi córnea clarividente,
De mi apéndice creciente,
De mi asadura candente,
Ni mi sombra contundente.
No has computado lo ardiente,
De mi barriga doliente,
De mi dominio apetente,
Mi estómago complaciente,
Mi abdomen circunferente,
Mi tragadera exigente,
De mi bulbo consistente,
De mi raíz bienoliente,
No has computado lo ausente.
Y no te has puesto al corriente,
De que cada aparecida,
De que toda sucedida,
Te provoco un accidente,
Te transfiguro en cociente,
Te degusto lo elocuente,
De que toda acaecida,
De que cada arremetida,
Te devuelve a tu presente.
Ni de que eres inclemente,
Ni de que eres astringente,
Ni de que eres convincente
Ni que eres desobediente,
Ni que eres indiferente,
Ni que eres evanescente,
Ni de que eres ascendiente,
Ni de que eres atrayente,
Ni de que eres eminente,
Ni de que eres mi aliciente.
No te embriagas por completo,
Si no bebes mi aguardiente.
De mi falda adoleciente,
De mi nimbo arborescente,
Mi tranquilidad aparente,
Mi epidermis adherente,
Mi vocablo balbuciente,
De mi soledad consciente,
De mi dedo convergente,
No sabes de lo carente.
Ni mi alma concupiscente,
De mi olfato delincuente,
De mi baba corroyente,
Mi cerebelo demente,
Mi tubérculo evidente,
Mi córnea clarividente,
De mi apéndice creciente,
De mi asadura candente,
Ni mi sombra contundente.
No has computado lo ardiente,
De mi barriga doliente,
De mi dominio apetente,
Mi estómago complaciente,
Mi abdomen circunferente,
Mi tragadera exigente,
De mi bulbo consistente,
De mi raíz bienoliente,
No has computado lo ausente.
Y no te has puesto al corriente,
De que cada aparecida,
De que toda sucedida,
Te provoco un accidente,
Te transfiguro en cociente,
Te degusto lo elocuente,
De que toda acaecida,
De que cada arremetida,
Te devuelve a tu presente.
Ni de que eres inclemente,
Ni de que eres astringente,
Ni de que eres convincente
Ni que eres desobediente,
Ni que eres indiferente,
Ni que eres evanescente,
Ni de que eres ascendiente,
Ni de que eres atrayente,
Ni de que eres eminente,
Ni de que eres mi aliciente.
No te embriagas por completo,
Si no bebes mi aguardiente.
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jueves, 13 de mayo de 2010
Amor borracho III
Por suerte tu azoospermia,
Nos da tregua y golosina,
Después tu embriaguez congénita
Junto con tu hambre intestina,
Me lleva a la incontinencia,
Y no existe libertina,
Que se meta en controversia
Más que yo, luciferina,
Que abrace la decadencia
La noche, el alcohol, lupina,
Putesca soy, y epidérmica,
Como zorra hada madrina.
Nos da tregua y golosina,
Después tu embriaguez congénita
Junto con tu hambre intestina,
Me lleva a la incontinencia,
Y no existe libertina,
Que se meta en controversia
Más que yo, luciferina,
Que abrace la decadencia
La noche, el alcohol, lupina,
Putesca soy, y epidérmica,
Como zorra hada madrina.
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martes, 11 de mayo de 2010
Amor borracho II
Y hablo con efervescencia,
Plata, mi tráquea argentina,
Que farfulla aristotelias
Con brillantez coralina,
Y que sume toda arteria,
En baño de degollina,
Y que mi charla babélica,
Te la pone adamantina,
Y ya entonces, maquiavélica,
Yo te absorbo intrauterina,
Me lamento de bohemia,
Y quedo de lo más fina.
Plata, mi tráquea argentina,
Que farfulla aristotelias
Con brillantez coralina,
Y que sume toda arteria,
En baño de degollina,
Y que mi charla babélica,
Te la pone adamantina,
Y ya entonces, maquiavélica,
Yo te absorbo intrauterina,
Me lamento de bohemia,
Y quedo de lo más fina.
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viernes, 7 de mayo de 2010
Amor borracho I
Que es que yo cuando estoy ebria,
No es, mi amor, de trementina,
Que a mí lo de ser abstemia,
Me provoca una llantina,
De lágrimas afluencia,
Muchedumbre de toxina,
Y te quiero con amnesia:
No recuerdo medicina
Que me produzca analgesia
Con la intensidad asesina,
De este espíritu, apariencia,
De esta fuerza tan bovina.
No es, mi amor, de trementina,
Que a mí lo de ser abstemia,
Me provoca una llantina,
De lágrimas afluencia,
Muchedumbre de toxina,
Y te quiero con amnesia:
No recuerdo medicina
Que me produzca analgesia
Con la intensidad asesina,
De este espíritu, apariencia,
De esta fuerza tan bovina.
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lunes, 3 de mayo de 2010
A un amor ebrio de agua de los floreros
Juro que mañana renuncio, Vicio,
Te dejo con un palmo de narices,
Ya no hará más falta que me agudices
Sentido alguno, ya no me desquicio.
Ya nunca más me sacarás de quicio,
No me verás rondando meretrices,
Rescataré mi vida, ¡directrices!
Sin miedo de acabar en un hospicio.
¡Oh! Huérfano de ti saldré adelante,
Pues no eres más que espíritu, ajado,
Me das una resaca impresionante.
Me desmantelas y, anonadado,
Ya solo caigo, fulminado amante,
Ante este amor tajado amortajado.
Este es uno de los primeros sonetos que escribí. El tema me lo sugirió Aningunsitio, con su juego de palabras "Amor tajado, amortajado". Lo recupero aquí, con la nostalgia etílica del fin de semana.
Te dejo con un palmo de narices,
Ya no hará más falta que me agudices
Sentido alguno, ya no me desquicio.
Ya nunca más me sacarás de quicio,
No me verás rondando meretrices,
Rescataré mi vida, ¡directrices!
Sin miedo de acabar en un hospicio.
¡Oh! Huérfano de ti saldré adelante,
Pues no eres más que espíritu, ajado,
Me das una resaca impresionante.
Me desmantelas y, anonadado,
Ya solo caigo, fulminado amante,
Ante este amor tajado amortajado.
Este es uno de los primeros sonetos que escribí. El tema me lo sugirió Aningunsitio, con su juego de palabras "Amor tajado, amortajado". Lo recupero aquí, con la nostalgia etílica del fin de semana.
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