lunes, 20 de julio de 2009

La señora inquietante del rellano

Hemos subido al rellano y hay una vieja pequeña, de pelo teñido, con gafas ahumadas. Nos saludamos con un sonido vocálico incoherente y medio mascullado. Abro la puerta y entra S, yo entro detrás, y detrás de mí la vieja se dispone a cruzar el umbral de MI puerta.

- Ah, yo entro también, que vengo a visitar a mi amiga…- casi por lo bajini.

Me giro del tirón y me pongo a la defensiva, modo cancerbero, con las llaves en una mano y el pomo en la otra. Whaaaaaaaaaaat? ¿Cómo que va a entrar en MI casa? ¿’Tamos locos?

- Oiga, señora, me parece que se equivoca, este es nuestro piso – por suerte S aunque no vive en el piso anymore, me acompaña. Está igual de flipada que yo. Estas cosas tan surrealistas no tendrían por qué pasarnos, con esta vida tan rutinaria que llevamos. ¿Por qué? Y levanto la vista al cielo, pero me encuentro con el techo del bloque, oscuro y roñoso a más no poder. El Señor no está en casa. Tampoco lo está la presunta amiga de aquí la señora de las gafas ochenteras.

- ¡No!, yo vengo a ver a mi amiga, que ha vivido toda la vida en este piso – me contesta con violencia, mala leche e indignación. Empiezo a dudar ya de mí misma y hasta de que vivo en este piso.

- Oiga, pero es que aquí vivimos nosotras, creo que se ha equivocado usted de piso…
- ¡¡Que no!! Que yo hace un año que vine a visitarla y vivía aquí, hombre.

Ahí sí que ya digo eehhhh, esta señora está como una regadera, oiga.

- Pues eso es imposible, porque…
- ¡A ver! ¿cuánto hace que vivís aquí? Pues yo vine hace un año o así y vamos…
- Pues por eso le digo, porque hace más de año y medio que vivimos nosotras aquí…
- Pues ella vivía aquí, vamos… a no ser que le haya pasado algo…

¿Cómorrrr? Ahora me acusa, indirectamente, de matar a su vieja amiga vieja, lo que hay que oír. Me mira con ojos de sospecha, bajo los cristales ennegrecidos de sus gafas de concha. Me está entrando un mal rollo impresionante. Esta noche me meo en la cama. Al fin, S tiene un momento de lucidez y pregunta:

- ¿Pero cómo se llama su amiga? ¿Se llama Milagros?- Milagros es nuestra casera, y aún a malas, oye, a lo mejor es ella la amiga, aunque esta mujer se ve mayor para ser amiga de nuestra casera, y nuestra casera no ha vivido nunca en el piso, pero sí ha vivido la madre de nuestra casera, que es una vieja sorda que… no. Se llama Dolores. Pienso.

- ¡No!- suelta con ese tonito desafiante otra vez- Se llama Mercedes. Mi amiga se llama Mercedes.
- Ah…

Descartado. Pero la mujer sigue ahí parada, cree que le mentimos. Empiezo a sospechar, y no sé por qué no se me ha ocurrido antes, que esta mujer tiene demencia senil o algo. Sí, ya sé que parece muy obvio, pero no lo era hasta el momento, nos ha pillado tan en bragas que cualquiera le dice algo. Empiezo a aburrirme, parada en la puerta, con la vieja delante, dando por culo.

- Oiga, señora, mire, a lo mejor está usté equivocada de piso…
- ¡Que no!
- Es que, verá, este es el primer piso y debajo está el entresuelo… a lo mejor es ese…
- Uhm… ¿Entresuelo? Pues… no sé, a lo mejor… - duda, por fin.
- Sí, no sé…
- Pues puede ser que aquí no viva mi amiga…
- No, ya le digo yo que aquí su amiga no vive…
- Bueno… veré a ver… ¡Cierra, cierra! ¡Perdona! ¡Cierra! ¡Perdona, eh!- grita con antipatía. Vieja testaruda.
- Vale, no pasa nada.

Tócate los huevos, no pasa nada. El susto que me ha metido en el cuerpo. Dice S: hasta que la tía no ha querido no hemos podido cerrar la puerta…

Válgame. Pero ahora me acojono y pienso en lo cerca que ha estado de meterse en mi piso, como Pedro por su casa… Imaginad las posibilidades de unas gafas y una energía como esa. Un escalofrío me recorre el espinazo. Nunca habléis con extraños, niños.

4 comentarios:

aningunsitio dijo...

Joder, miedo de una anciana de 80 años... pues os digo una cosa, que si esa mujer tenía demencia senil a lo mejor tendríais que haber llamado a una ambulancia o algo para que la recogiera, que a lo mejor su familia la buscaba.

Mi abuelo se iba a pasear y desaparecía. Una vez, a los dos días, la policía lo encontró caminando por el arcén de la autopista, hacia el Baricentro, en Barberà, con los pies hinchados: estaba haciendo el camino que le llevaba al trabajo.

No sé, la cosa será rara, pero una vez que te diste cuenta de que estaba mal, tal vez no deberíais haberos deshecha de ella sino averiguar quién era. :/

Y no lo digo porque seais unas cafres, que posiblemente yo tb me hubiera quedado flipado, pero, bueno, no sé.

Madame Blavatsky dijo...

no, no, creo que se ha entendido mal, yo hasta después no pensé seriamente que pudiera estar mal. De verdad que aparte de lo incoherente que podía ser lo de su amiga, no parecía senil. Y no tenía 80 años. O no lo parecía, tenía energía eh, como mucho tendría 70.

En serio, no pensé en eso. Igual cuanod te intimidan e insisten en entrar en tu casa y tú no sabes lo que está pasando, pueden pasar estas cosas.

Marc dijo...

joer que anecdotas...

a mi aqui en Polonia estoy harto de ver a algunos de mis vecinos que borrachos perdidos a las doce de la manana se caen al suelo de cabeza y se la abren, les sale la sangre y vamos dan un espectaculo que ni en las viejas cronicas marcianas!

aningunsitio dijo...

oks!