martes, 27 de julio de 2010

De lo que se come, se cría

Te has apostado todo lo que tienes
A que no me volveré de porcelana,
Porque me has visto fuerte y aguerrida,
Pero no te lo creas, desgraciado,
Me tienes rota como a una muñeca.

Te has jugado una ristra de incisivos
A que no me cubrirá piel de cebolla,
Porque me has visto dura y bien curtida.
Pero no te confundas, desdichado,
Que me traes descascarada como cal.

Y el juego no ha hecho más que comenzar,
Me llevas por caminos de martirio,
Traslúcida como el esmalte blanco,
Arisca como pellejito seco,
De esa cerámica que me conoces,
De esa bulba incompatible y perniciosa,
Que me hace sollozar a cataratas.

Si mi piel es tierna como esa cebolla:
Te guardo como cascos de matrioska,
Y me haces llorar por desfiladeros,
Y me picas adentro como orugas.

Si mi piel es fina como porcelana:
Me entras como infusión ardiente al cuerpo,
Me hierves la garganta como a un pollo,
Me haces expectorar sueños profundos.

Por respuesta te doy un ultimátum:
Termina con el juego, papanatas,
Acaba con mi vida, botarate,
Y pélame de un golpe, miserable,
Concluye con romperme ya, canalla.

jueves, 22 de julio de 2010

La poetisa amenaza a su amor con una sarta de poemas

Cuando termine de escribir sobre tú y yo,
No podrá conocerte ni tu padre,
(Que a mí no me respetan ya en mi casa)
Así que voy a abrirte la barriga
Para meterte piedras desparejas,
Voy a tirarte al mar, no al río,
Voy a cambiar el cuento por completo,
Voy a escribir la historia de tu hechizo.

Cuando termine de escribir sobre tú y yo,
No va a quedar títere con cabeza,
Yo me habré condenado para siempre,
Te habré llevado al borde de la muerte:
Te habré matado cuatrocientas veces,
Porque es la única forma de que entiendas,
Bajo esta luna ardida a cadenita
Que te idolatro entera y enfermiza.

Cuando termine de escribir sobre tú y yo,
Van a quedar aún cosas que decirte,
Pero he de quedármelas en el tintero,
Si vienen tiempos malos retomarte,
Y clavarte nuevamente los tachones
De esta herejía que yo te profeso.

Cuando termine de escribir sobre tú y yo
Hablaré entonces sobre los demás,
No los conoceré, serán extraños,
Tal como antaño lo fuimos tú y yo,
Pero ha de funcionar, estoy segura,
He de narrar alguna vez lo de los otros.

martes, 20 de julio de 2010

La poetisa le cuenta a su amor por qué le escribe

Si no me cantaras todas las noches, cigarresco,
Y no me hubieses dado tantos pretéritos de tu vida,
Tal vez no me acuciara, tan salvaje,
Esta tiranía de escribirte a bocajarro,
Y de pasearte a todas horas por el techo helado
De mis alcobas de mimbre y de carrizo.

Porque es toda tu sustancia esclavitud,
Y me llevas de cabeza al vasallaje,
Como pánfila señora de su hidalgo,
Gentilmujer que nunca se pregunta
Cómo es que han hecho el aire transparente,
Y si el espíritu entra por la vista,
Cómo es que siempre y de repente,
Te encuentro madrugando ya sin ojos.

No me has dejado relatarte en recovecos
De esa piel que se disipa por los poros,
Y no he encontrado yo huecos mejores
Para dejarte anejos que en la boca,
Que no sabes el peligro que me acecha
Cuando intento impregnar de negra tinta
Los rincones blanquecinos de tus bozos,
O cómo he de aguantar, tan vacilante,
Que no me encuentres nunca anocheciendo
En esta sanguinaria y purgatoria
Enmienda de bilis desaborida.

Y no te dejaré saber qué escondo
En las graves arrugas de mi frente
Y nunca sabrás por qué te escribo
Y por qué yo nunca te lo digo,
Por qué guardo como absurdo secreto
Esta tripa desgajá que me destroza.

martes, 6 de julio de 2010

Adamantium

No te he dejado pergeñar por un momento
El orden de mi médula espinosa
Porque eso corre de mi cuenta, torpe,
Porque es concisa la disposición
De mi osamenta,
Que es mi esqueleto de adamanto puro,
Es impertérrito este litio de mis huesos,
Y cuando me sacudes desde abajo
Recorre mi armazón un dolor lento.

No te he dejado estudiar
Con esa precisión
Astronómica
La dureza cascaresca de mi piel cuando me agitas,
Paquidérmica y disecatoria tez
Con la que me protejo de tu abrigo,
Con la que hago capullos y envolturas
Para zafarme a tiempo de tu córnea,
Para que no me mires tan quedito.

Pero sí te dejaré que me alimentes
Con esa libación de tus mohínes,
Con el maná que llueve de tu pelo,
Con el cebo intransferible de tus ojos,
Con el maíz que crece en tus pestañas.

Cuando hayas sido mi nodriza y amo
Dejaré que me remuevas tremedales,
Zarandeando mi columna vertebral,
Desarmando fortalezas en mi ombligo,
Y juro que no opondré resistencia.