Y tan tallado está mi hueso sacro,
Por ser de plata y de diamante y de resina,
De tantos zarandeos de tu embate,
Mi coxis, hueso dulce, madrecielo de las danzas,
Desjarretao como los demoniacos,
Destartalado y tan innominado,
Como otro hueso móvil de pertrechos,
Porque es una trinchera tan medrosa
(Esta coyuntura mía de hembra amarga),
Y se quedó esculpido de tu empuje,
Porque es una bisagra condenada,
Es solo un gozne eterno y tan maldito,
Escarmentado de todo deleite
Un sedimento turbio de crudezas,
Un arsenal de versos derramados.